Una prueba adecuada y correcta para profesionales financieros resulta insuficiente.

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La promesa del Reino Unido de revisar su sistema de evaluación de trabajadores financieros clave, afectados por la crisis, ha sido ampliamente vista desde la perspectiva de intentos por revivir una City de Londres perjudicada por el Brexit.

Sin embargo, un reciente caso legal en Irlanda plantea otro argumento para revisar los sistemas de verificación de si los trabajadores financieros clave están capacitados para el trabajo: el principio básico (y legalmente protegido) de la equidad.

Irlanda fue una de las primeras en introducir su régimen de “idoneidad y probidad” para verificar las calificaciones y caracteres de sus banqueros en 2011, cuando el país aún se encontraba en plena recuperación de un rescate de €67.5 mil millones de la UE-FMI desencadenado por la implosión de sus mayores prestamistas.

Una década después, el régimen se ha expandido para abarcar una variedad de roles en empresas de servicios financieros reguladas en Irlanda, desde los más grandes bancos domésticos del país hasta su industria internacional de fondos y sus numerosas sedes de la UE post-Brexit.

La expansión ha generado descontento entre banqueros, directores de fondos, ejecutivos de seguros y otros actores del mundo financiero. Ahora, con una posición más sólida gracias al cambiante panorama financiero de Irlanda, han acusado al CBI de ser burocrático y de adoptar un enfoque excesivamente intrusivo y combativo.

El CBI afirma que ha “evolucionado continuamente” el régimen de idoneidad y probidad, que desempeña un papel crucial como “puerta de entrada” para garantizar que quienes trabajan en estándares financieros estén capacitados para el trabajo.

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Algunas de las críticas surgieron en un reciente desafío exitoso a la negativa del CBI de autorizar a un candidato propuesto como presidente de dos fondos de inversión con sede en Irlanda. El caso marcó la primera vez que una negativa a autorizar a un individuo fue devuelta por un organismo de apelación al CBI para su “reconsideración”.

El “Tribunal de Apelación de Servicios Financieros de Irlanda”, en su sentencia de 90 páginas, criticó al regulador por llevar a cabo un proceso que estaba en desacuerdo con el derecho constitucional del director a la equidad. También cuestionó la opacidad de algunos de los requisitos del CBI para los directores entrantes, y subrayó la necesidad de un proceso oportuno cuando los retrasos podrían afectar la capacidad de un solicitante para ganarse la vida.

El CBI, en respuesta, prometió una “revisión independiente” del régimen de idoneidad y probidad “para garantizar que siga siendo efectivo en el futuro”, sin proporcionar más detalles sobre en qué consistiría ni cuándo se completaría.

Algunos reguladores externos temen que, si la revisión cambia demasiado, podría socavar una parte clave de los mecanismos de control en el sistema financiero irlandés. La equidad, después de todo, está en ojo del espectador.

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