Una esposa, llevando un camisón y con su cabello descubierto, se acuesta al lado de su marido en la cama. Un hombre mayor y una mujer, ebrios de vino tinto, bailan desenfrenadamente y hablan de las complejidades del sexo y la desnudez en su edad. Una joven angustiada navega por los avances sexuales de su empleador masculino en una entrevista de trabajo.
Estas escenas pueden parecer simplemente retazos de la vida cotidiana en la gran pantalla. Pero su existencia, en tres películas iraníes lanzadas en los últimos años, es nada menos que extraordinaria, representando una nueva era del cine de Irán.
Estas películas, y la tendencia que representan, han ganado reconocimiento y premios internacionalmente. Uno de ellos, “The Seed of the Sacred Fig”, escrito y dirigido por Mohammad Rasoulof, competirá por el mejor largometraje internacional en los Premios de la Academia el domingo.
El Sr. Rasoulof, de 52 años, se encuentra entre un grupo de prominentes directores y artistas iraníes que desafían las reglas de censura del gobierno impuestas durante casi cinco décadas desde la revolución islámica de 1979. Estas reglas prohíben las representaciones de mujeres sin hiyab, el consumo de alcohol, y hombres y mujeres tocándose y bailando; también impiden que las películas aborden temas tabú como el sexo.