Un espectáculo que hace que los jóvenes japoneses añoren la década de los ’80 “inapropiados”

La generación más joven en Japón ha llamado con frecuencia a sus mayores por su sexismo casual, expectativas laborales excesivas y su renuencia a ceder el poder. Pero un sorprendente éxito televisivo tiene a la gente hablando sobre si los ancianos podrían haber hecho algunas cosas bien, especialmente a medida que algunos en Japón —al igual que sus contrapartes en los Estados Unidos y Europa— cuestionan las sensibilidades elevadas asociadas con la “wokeidad”. El programa, “Extremadamente Inapropiado!”, presenta a un profesor gruñón de educación física y padre viudo que aborda un autobús público en Japón en 1986 y se ve transportado al 2024. Deja atrás una época en la que era perfectamente aceptable golpear a los estudiantes con bates de béisbol, fumar en el transporte público y tratar a las mujeres como ciudadanas de segunda clase. Al llegar al presente, descubre un país transformado por teléfonos celulares, redes sociales y un entorno laboral donde los gerentes monitorean obsesivamente a los empleados en busca de signos de acoso. El programa fue uno de los más populares del país cuando sus 10 episodios se emitieron a principios de año en TBS, una de las principales cadenas de televisión de Japón. También está disponible en Netflix, donde pasó cuatro semanas como el programa número 1 en Japón.
“Extremadamente Inapropiado!” compara la era Showa, que se extendió desde 1926 hasta 1989, el reinado del emperador japonés en tiempos de guerra, Hirohito, con la era actual, conocida como Reiwa y que comenzó en 2019, cuando el actual emperador, Naruhito, ascendió al trono. Tanto el escritor como el productor ejecutivo son miembros de la Generación X de unos cincuenta años cuya nostalgia por los años de burbuja más desinhibidos de su juventud impregna la comedia ditsy, cuyos personajes ocasionalmente irrumpen en números musicales disparatados. No tan sutilmente, el programa también comenta sobre la evolución hacia oficinas más inclusivas y acogedoras, caricaturizándolas como lugares donde el trabajo queda sin hacer debido a las estrictas reglas de horas extras y los empleados se disculpan repetidamente por infringir las “normas de cumplimiento”.
Tales representaciones tienen eco en Japón, donde ha habido quejas, a menudo expresadas en redes sociales, sobre el “cor…

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