Tres pruebas para el Presupuesto de Gran Bretaña.

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El primer presupuesto de un gobierno en el poder es una oportunidad para establecer el tono adecuado para su mandato. El clima previo al presupuesto del Reino Unido el 30 de octubre — el primer evento fiscal bajo un gobierno laborista desde 2010 — ha sido sombrío: el partido heredó una economía endeudada y lenta y se espera un aumento de impuestos. La combinación de la promesa de no aumentar los impuestos a “la gente trabajadora”, un déficit estimado de £40 mil millones en las finanzas públicas y planes para aumentar el endeudamiento ha añadido ansiedad a empresas, inversores y mercados.

La Canciller Rachel Reeves necesita disipar esas preocupaciones. Debe demostrar de manera convincente que, de hecho, está estabilizando la economía británica y allanando el camino hacia una perspectiva más brillante. Para hacerlo, su presupuesto debe pasar tres pruebas fundamentales.

En primer lugar, sus medidas deben impulsar el crecimiento económico. El FMI elevó su previsión de crecimiento del Reino Unido en 2024 la semana pasada, pero la trayectoria a largo plazo del país sigue siendo moderada. La agenda de Reeves debe asegurar que el reciente estancamiento del crecimiento y el aumento de impuestos no se perpetúen.

Esto no será fácil. El plan del gobierno para impulsar la inversión pública y simplificar el sistema de planificación es un buen comienzo. Pero los planes de aumento de impuestos no deben sobrecargar a los creadores de riqueza altamente móviles. También necesita esbozar planes audaces para reformar el sistema tributario y de pensiones, para apoyar el crecimiento y la inversión. Las empresas juzgarán sus propuestas en conjunto. Si su presupuesto ejerce demasiada presión sobre ellas hoy, sin abordar los obstáculos generales para escalar, contratar e invertir, la competitividad del Reino Unido sufrirá.

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En segundo lugar, los planes de gasto de Reeves deben ser creíbles. La canciller ha anunciado valientemente este presupuesto como uno para comenzar a solucionar los problemas de los servicios públicos británicos al prometer no volver a la austeridad y dar un impulso a la inversión pública. Hospitales, tribunales y escuelas mejor financiados son fundamentales para la economía, pero el gasto debe ir de la mano de reformas para aumentar la productividad del sector público y encontrar ahorros. De lo contrario, con las crecientes demandas sobre las arcas públicas, el Estado corre el riesgo de crecer aún más.

En cuanto a la inversión, Reeves debería canalizar cualquier endeudamiento adicional hacia proyectos que impulsen el crecimiento, especialmente para mejorar la infraestructura del Reino Unido. Pero en lugar de derrochar, la canciller necesita que el país mejore su capacidad para evaluar y ejecutar inversiones de manera rentable. El Reino Unido tiene un mal historial en este aspecto. Más financiación para servicios públicos e inversión solo valdrá la pena si se gasta sabiamente.

En tercer lugar, la canciller debe convencer a los mercados financieros. Su regla fiscal principal de equilibrar los presupuestos diarios muestra un compromiso con la prudencia fiscal y crea capacidad de endeudamiento para la inversión. Pero los bonistas siguen buscando disciplina con una regla fiscal basada en la deuda creíble y evidencia de que los fondos se destinarán a inversiones productivas.

Es probable que haga hincapié en una nueva medida o definición de la deuda que abrirá margen para endeudamiento adicional. En un artículo en el Financial Times, la canciller también esbozó nuevas instituciones para supervisar el gasto. Debe ser más precisa acerca de cómo se utilizará prudentemente el espacio fiscal adicional para evitar que los rendimientos de los bonos aumenten y agraven el agujero fiscal.

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En las últimas semanas, el Partido Laborista ha dicho que su presupuesto tiene como objetivo restaurar los servicios públicos, fomentar las inversiones, apoyar a los creadores de riqueza y tapar un “agujero negro” en las finanzas. Los anuncios de Reeves deberán ser suficientes en cada uno de estos aspectos, incluso si no puede alcanzar todos los objetivos de manera exhaustiva.

Para un gobierno elegido para cambiar el curso económico de Gran Bretaña, la prueba principal para la canciller el miércoles será si ha encaminado al país hacia un rumbo mejor. Centrarse en el crecimiento, el gasto prudente y un marco fiscal creíble ayudaría.