Los tornados necesitan calor particularmente intenso o inusual para desarrollarse. A medida que aumenta la temperatura del suelo, el aire húmedo se calienta y comienza a elevarse. Cuando este aire cálido y húmedo se encuentra con aire frío y seco arriba, una nube de tormenta comienza a formarse. Esta nube puede desarrollarse rápidamente, trayendo consigo lluvia, truenos y relámpagos. Los vientos que soplan desde diferentes direcciones hacen que el aire rote, después de lo cual se forma un cono o embudo visible que cae de la nube hacia el suelo. Los tornados pueden tener cientos de metros de ancho. Pueden durar desde varios segundos hasta más de una hora, y pueden recorrer docenas de millas. La escala Fujita se utiliza para determinar cuán poderoso es un tornado. El más alto en la escala, un F5, se utiliza para categorizar tornados que viajan a velocidades de hasta 318 mph (511 km/h). Estos tornados pueden causar daños increíbles, con el poder de arrojar vehículos y barrer edificios sólidos.