El juicio de Kwoyelo se llevó a cabo en la ciudad de Gulu en el norte de Uganda – la región que fue aterrorizada por el LRA durante más de dos décadas. Un incidente notorio fue un ataque a un campamento de civiles desplazados en Pagak en el norte de Uganda en 2004. Decenas de mujeres y niños fueron golpeados hasta la muerte con palos de madera. La División de Crímenes Internacionales de la Corte Suprema de Uganda decidió no dar a Kwoyelo la pena de muerte o cadena perpetua porque fue abducido por combatientes del LRA cuando era niño y convertido en soldado. El grupo era conocido por secuestrar niños y convertirlos en soldados infantiles o esclavos sexuales. Kwoyelo dice que tenía 12 años cuando fue secuestrado. El tribunal también dijo que Kwoyelo había expresado arrepentimiento y se consideró que ya no representaba una amenaza para la sociedad. Joseph Kony formó el LRA en Uganda hace más de dos décadas y afirmaba estar luchando para instalar un gobierno basado en los 10 Mandamientos de la Biblia. El grupo era conocido por cortar las extremidades de las personas. Cientos de miles de personas fueron obligadas a abandonar sus hogares debido al conflicto. El LRA operaba principalmente en el norte de Uganda al principio, luego se trasladó a la República Democrática del Congo donde fue arrestado el Sr. Kwoyelo en 2009 y más tarde a la República Centroafricana. El grupo ha sido en gran parte eliminado. Un esfuerzo internacional para capturar a Kony fracasó y luego fue suspendido después de que se considerara que ya no representaba un peligro para Uganda. Kwoyelo originalmente tenía 78 cargos en su contra, fue absuelto de tres cargos de asesinato y otros 31 cargos fueron desestimados. El ex comandante cumplirá un total de 25 años de cárcel ya que ya ha pasado 15 años en prisión preventiva. Sus abogados dijeron que tienen la intención de apelar cada condena y el tribunal les dio 14 días para hacerlo. El tribunal escuchará el caso de las reparaciones para las víctimas de Kwoyelo por separado. La Corte Penal Internacional en los Países Bajos condenó a otro comandante del LRA, Dominic Ongwen, a 25 años de prisión en 2021. Al igual que en el caso de Kwoyelo, Ongwen se libró de una condena a cadena perpetua considerando que fue llevado cuando era niño y educado por rebeldes que habían matado a sus padres.
