En enero de 2014, un meteorito cayó del espacio frente a la costa de Papúa Nueva Guinea. Eso pudo haber sido el final, pero varios años después, Avi Loeb, un astrofísico teórico de Harvard, se basó en datos sísmicos de cerca del sitio, buscó restos del accidente en el fondo del océano y propuso que los restos “pueden reflejar un origen tecnológico extraterrestre.”
El Dr. Loeb ha sido acusado previamente por sus colegas de especulaciones exageradas y sensacionalismo. El otoño pasado, Benjamin Fernando, un sismólogo planetario de la Universidad Johns Hopkins, dirigió un equipo que volvió a examinar las señales sísmicas cercanas y concluyó que no eran evidencia de lo extraterrestre, ni se le acercaban.
El martes, el Dr. Fernando presentará los datos detalladamente en una conferencia científica. Recientemente, se sentó con The New York Times para adelantar lo que su equipo había encontrado. Esta entrevista ha sido editada y resumida para mayor claridad.
¿Cómo comenzó todo?
En 2014, un meteorito entró en la atmósfera y explotó. A veces, se pueden escuchar estos meteoritos en sismómetros. Avi Loeb escribió un artículo para decir que había encontrado la señal sísmica de este meteorito y que la había utilizado para ubicar exactamente dónde cayeron los restos del meteorito. A partir de eso, montaron una expedición y recogieron cosas del fondo del mar.
En un artículo, el Dr. Loeb y un coautor escribieron que habían “confirmado la ubicación de la bola de fuego” en el océano a partir “del momento de la fuerte señal sísmica”. Pero determinaron que la información sísmica no provenía de un meteorito. ¿De qué crees que provenía?
De un camión.
¿Como, ¿un camión alienígena a velocidad hipersónica?
No, era un camión ordinario, como un camión normal pasando frente a un sismómetro. Al no ser sismólogos, es posible que el equipo de Loeb haya malinterpretado los datos. En realidad, lo único que encontraron fue un camión.
¿Y ese camión estaba viajando hacia dónde? ¿En la Vía Láctea?
No, no, no. El camión estaba viajando en la misma isla en Papúa Nueva Guinea. Es un camión terrestre ordinario. ¡Supongo técnicamente eso está en la Vía Láctea!
¿Cómo llegaron a la conclusión de que no estamos siendo invadidos por extraterrestres?
Analizamos dos semanas de datos alrededor del momento de este evento. Vimos cientos de señales similares a la que Loeb estudió. Si hay cientos, no todos pueden ser meteoritos. De esas cientos de señales, la mayoría ocurre durante el día. La que vio Loeb, las que vimos nosotros, todas ocurren mucho más durante el día. Eso es una indicación de ruido antropogénico.
¿Ruido creado por humanos?
Sí.
Luego miramos la señal exacta en la que él estaba interesado, y provenía de una carretera principal. Con el tiempo, se movió de la carretera principal en dirección a un hospital, y luego volvió a la carretera principal. Por lo tanto, al analizar los datos, nos parece que la señal es mucho más probable que haya provenido de un camión que se desvió de la carretera principal, pasó frente al sismómetro cerca del hospital y luego se fue en la otra dirección.
No hubo ningún meteorito involucrado en absoluto.
En la conclusión de su artículo, escriben que tienen “un alto grado de confianza en que los supuestos fragmentos del meteorito recuperados del lecho marino no tienen nada que ver con la bola de fuego” y, por lo tanto, que las cosas recogidas del fondo del océano probablemente solo eran cosas de la Tierra, o tal vez un poco de las miles de toneladas de meteoritos que llegan a la Tierra todos los años. ¿Entonces no debemos preocuparnos por que los extraterrestres invadan nuestros hospitales?
Estarías bastante justificado en no preocuparte por los extraterrestres invadiendo hospitales.
¿Cuál es la lección más grande de todo esto?
Hay dos: Uno, si quieres hacer un análisis sísmico, es ideal que consultes primero con un sismólogo. Y la otra es, no son extraterrestres.