Veinticinco soldados con el ejército de la República Democrática del Congo han sido sentenciados a la muerte por huir de batallas contra los notorios rebeldes M23 en el conflictivo este del país.
Los soldados también fueron condenados por robo por un tribunal militar, ya que robaron mercancías de tiendas en un pueblo cercano después de abandonar sus posiciones, dijo un portavoz del ejército.
Cuatro de las esposas de los soldados fueron absueltas por el tribunal militar de recibir bienes saqueados por sus esposos.
En marzo, el gobierno levantó una moratoria, en vigor durante más de 20 años, sobre la pena de muerte después de que el ministro de Justicia citara la necesidad de eliminar a “traidores” del ejército.
Un abogado de los soldados, dos de los cuales eran capitanes, dijo que apelaría contra la sentencia, que fue dictada el miércoles por el tribunal militar en la provincia de Kivu del Norte en la República Democrática del Congo.
Además de los 25 que recibieron sentencias de muerte, a un soldado se le impuso una sentencia de prisión de 10 años y otro fue absuelto.
En mayo, un tribunal militar en la ciudad de Goma sentenció a ocho soldados a muerte por “deserción” y “cobardía” durante la lucha contra fuerzas rebeldes. También están apelando contra sus sentencias.
Los rebeldes M23 han capturado en los últimos días varias ciudades, incluida la estratégica ciudad de Kanyabayonga.
Se acusa ampliamente a Ruanda de apoyar al M23, pero el gobierno en Kigali lo niega.
La ONU ha dicho que la situación actual en Kivu del Norte es “particularmente preocupante”.
En la última semana, más de 150,000 civiles han huido de sus hogares, empeorando una crisis humanitaria en una región donde ya se habían desplazado 2.8 millones de personas.
Kivu del Norte también es “peligroso” para los trabajadores humanitarios, agregó la ONU.
El domingo, dos trabajadores de ayuda con la organización Tearfund fueron asesinados después de que su convoy fuera atacado en la ciudad de Butembo.
La lucha del ejército contra el M23 y otros grupos rebeldes en el este ha sido durante mucho tiempo dificultada por la desorganización dentro de sus filas.
El ejército es considerado como poco profesional y mal disciplinado. Los soldados se quejan de bajos salarios y falta de equipo.
Tanto la ONU como los estados regionales tienen tropas en la República Democrática del Congo para apoyar al ejército, pero no han logrado detener la violencia.
Se dice que los combatientes del M23 están bien armados y disciplinados.
El grupo rebelde comenzó a operar en 2012 supuestamente para proteger a la población Tutsi en el este de la RD Congo, que desde hace mucho tiempo se había quejado de persecución y discriminación.
A pesar de las negaciones de Ruanda, los expertos de la ONU – junto con Francia y los Estados Unidos – dicen que el M23 es apoyado por el gobierno del presidente Paul Kagame.