El fin del régimen de cinco décadas de la familia Assad remodelará el equilibrio de poder en la región.
Irán, otra vez, está viendo su influencia sufrir un golpe significativo. Siria bajo Assad era parte de la conexión entre los iraníes y Hezbollah, y era clave para la transferencia de armas y municiones al grupo.
Hezbollah mismo ha sido severamente debilitado después de su guerra con Israel.
Irán también ha visto a los hutíes en Yemen siendo atacados en bombardeos aéreos. Todas estas facciones, además de milicias en Iraq y Hamas en Gaza, forman lo que Teherán describe como el Eje de Resistencia, que ahora ha sido severamente dañado.
Esta nueva imagen será celebrada en Israel donde Irán es visto como una amenaza existencial.
Muchos creen que esta ofensiva no podría haber sucedido sin el beneplácito de Turquía. Durante algún tiempo, el presidente Recep Tayyip Erdogan había presionado a Assad para que se involucrara en negociaciones para encontrar una solución diplomática al conflicto que podría permitir el regreso de refugiados sirios.
Al menos tres millones de ellos están en Turquía, y este es un tema sensible a nivel local.
Pero Assad se negó a hacerlo.
Turquía, que apoya a algunos de los rebeldes en Siria, ha negado respaldar a HTS.
Mucha gente está contenta de ver a Assad irse.
Pero ¿qué pasa luego? HTS tiene sus raíces en al-Qaeda, y un pasado violento.
Han pasado los últimos años intentando rebrandarse como una fuerza nacionalista, y sus mensajes recientes tienen un tono diplomático y conciliador.
Pero muchos no están convencidos, y están preocupados por lo que puedan estar planeando hacer después de derrocar al régimen.