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La canciller Rachel Reeves intensificará esta semana la presión sobre los reguladores británicos para que eliminen las normas anti-crecimiento, ante las críticas renovadas de los empresarios de que el gobierno está empeorando las cosas.
El presidente de la CBI, Rupert Soames, dijo el lunes que las empresas estaban “magulladas” por las políticas del gobierno y que las nuevas regulaciones laborales obstaculizarían el crecimiento y causarían pérdida de empleos.
El manifiesto electoral del Laborismo contenía promesas de regular una serie de áreas, desde el lugar de trabajo hasta el fútbol. La evaluación de impacto del gobierno sobre su paquete de derechos laborales estima que costará a las empresas £5 mil millones al año.
Downing Street insiste en que no hay contradicción entre su impulso desregulador y su determinación de introducir nuevas normas en ciertos sectores.
“Es un equilibrio que hay que encontrar en la regulación”, dijo el Número 10, argumentando que legislar para mejorar los derechos laborales en el lugar de trabajo ayudaría a crear una fuerza laboral más productiva.
Pero un portavoz del primer ministro Sir Keir Starmer agregó: “El gobierno adoptará un enfoque abiertamente pro-crecimiento. Trabajaremos con los reguladores para eliminar las normas que frenan innecesariamente el crecimiento.”
Los aliados de Reeves dicen que la canciller “llamará” a algunos de los principales reguladores de Gran Bretaña el jueves para presionar ese mensaje, mientras intenta demostrar que tiene una agenda para sacar a Gran Bretaña de su letargo de crecimiento.
Algunos líderes empresariales no están convencidos. Soames le dijo a la BBC que las reformas laborales “hacerán que valga la pena trabajar” obligarán a las empresas a despedir empleados y crearán “un parque de atracciones para abogados de derechos laborales”.
Los grupos empresariales acusan a los ministros de introducir un enjambre de burocracia mientras el gobierno prohíbe los contratos abusivos de cero horas, pone fin a las tácticas de “despido y recontratación”, introduce derechos básicos desde el primer día y protege a los trabajadores contra el despido injusto.
El manifiesto laborista también incluyó “aumento de requisitos de registro e informes” para las empresas, y se comprometió a introducir “regulaciones vinculantes” para las empresas que desarrollan inteligencia artificial.
Los ministros están comprometidos con “acciones decisivas para mejorar la seguridad de los edificios, incluida la regulación”, tras el incendio de la torre Grenfell.
El gobierno de Starmer está estableciendo un nuevo regulador independiente para asegurar la sostenibilidad financiera de los clubes de fútbol. El Tesoro dijo que la nueva regulación de las empresas de “compra ahora, paga después” apoyaría el crecimiento en el sector y protegería a los consumidores.
Reeves argumenta que aunque el Laborismo no se apartará de las nuevas normas necesarias, cree que los reguladores deben analizar el libro de reglas existente y adoptar una cultura completamente nueva respecto al riesgo.
En su discurso en Mansion House en noviembre, la canciller dijo a los supervisores: “El Reino Unido ha estado regulando por el riesgo, pero no por el crecimiento”.
Starmer, Reeves y Jonathan Reynolds, secretario de negocios, escribieron a 17 supervisores en Nochebuena pidiéndoles que identifiquen propuestas favorables al crecimiento. La reunión del jueves en el Tesoro tiene como objetivo evaluar el progreso.
La primera tanda de reguladores que pasarán por la puerta incluirá a Ofwat, Ofcom, Ofgem, la Agencia del Medio Ambiente y la Oficina de Ferrocarriles y Carreteras, junto con la Autoridad de Competencia y Mercados.
La Autoridad de Competencia y Mercados está especialmente en la mira de Reeves y Starmer. “Son los que suelen ser mencionados en las conversaciones con las empresas”, dijo un aliado de la canciller.
La CMA publicó el lunes su plan anual, en el que utilizó la palabra “crecimiento” 111 veces, mientras intentaba mostrar al gobierno que está respondiendo al mandato.
La agencia ha destacado que este no es un enfoque nuevo, afirmando en el plan que este es el “tercer año” en el que ha seguido esa estrategia.
El organismo también anunció que ha establecido un “consejo de crecimiento e inversión” con organismos como la CBI y las Cámaras de Comercio Británicas “para ayudar a identificar oportunidades para la competencia que desbloqueen crecimiento e inversión”.
Starmer en octubre dijo a los ejecutivos que el gobierno se asegurará de que cada regulador “tome el crecimiento tan en serio como lo hace este salón”.
El enfoque se debe en parte al manejo de la CMA de la adquisición de Microsoft de $75 mil millones de Activision Blizzard, que la agencia finalmente aprobó en 2023 después de bloquear inicialmente el acuerdo de manera controvertida.
La presión llega cuando el nuevo régimen de competencia para los mercados digitales entra en vigor completamente este mes, lo que afectará a las grandes empresas tecnológicas consideradas que tienen un impacto desproporcionado en ciertas actividades digitales.
Los aliados de Reeves dicen que ella quiere trabajar con los supervisores, incluyéndolos a que se opongan a una cultura arraigada donde los ministros “piden más regulación cada vez que algo va mal”.
“Rachel quiere que se vuelvan y digan ‘este no es nuestro problema, es un problema político; resuélvanlo ustedes'”, dijo una persona. “Ella quiere desafiar a los reguladores”.