En 2014, cuando Lai Ching-te era una estrella política en ascenso en Taiwán, visitó China y fue interrogado en público sobre el tema más incendiario para los líderes en Pekín: la postura de su partido sobre la independencia de la isla. Su respuesta, educada pero firme, dicen las personas que lo conocen, fue característica del hombre que el sábado fue elegido presidente y ahora está listo para liderar a Taiwán durante los próximos cuatro años.
Lai estaba dirigiéndose a profesores en la prestigiosa Universidad Fudan en Shanghai, público cuyos miembros, como muchos en China continental, casi con seguridad creían que la isla de Taiwán pertenecía a China. Lai dijo que si bien su Partido Democrático Progresista había argumentado históricamente a favor de la independencia de Taiwán, una postura que China se opone, también creía que cualquier cambio en la condición de la isla debía ser decidido por todo su pueblo. El partido simplemente reflejaba, no dictaba, la opinión, dijo. La posición del partido “había sido alcanzada a través de un consenso en la sociedad taiwanesa”, dijo Lai.
Tanto para sus partidarios como para sus opositores, el episodio reveló la convicción franca y a veces airada de Lai, una cualidad fundamental de este médico convertido en político que asumirá el cargo en mayo, sucediendo a la presidenta Tsai Ing-wen. Durante la campaña electoral, uno de los anuncios más exitosos de Lai lo mostró con la presidenta Tsai en un viaje por el campo juntos, charlando amigablemente sobre el tiempo que trabajaron juntos. El mensaje dejó en claro cuando la Sra. Tsai entregó las llaves del automóvil a Lai, quien ha sido su vicepresidente desde 2020, que habría una continuidad tranquilizadora si él ganaba.
Independientemente de la continuidad que pueda unir a los dos en política, la Sra. Tsai y Lai son líderes muy diferentes con antecedentes muy diferentes. La presidente Tsai, que ha liderado a Taiwán durante ocho años, sigue siendo querida y respetada por muchos. Pero también gobernó con una especie de reserva tecnocrática, rara vez dando conferencias de prensa. La Sra. Tsai se alzó como una funcionaria negociadora de acuerdos comerciales y elaborando políticas hacia China. El trasfondo de Lai como alcalde, por el contrario, lo ha hecho más sensible a problemas como el aumento de los costos de la vivienda y la escasez de oportunidades de empleo, dicen sus partidarios.
El Sr. Lai pasó sus primeros años en Wanli, un municipio del norte de Taiwán. Su padre murió por envenenamiento con monóxido de carbono cuando su hijo era un bebé, dejando a su madre para criar sola a seis hijos. En su campaña, Lai ha citado las dificultades de su pasado como parte de su constitución política.
Dijo en un video que su familia solía vivir en un albergue minero en el municipio, que gotearía cuando llovía y que los obligó a cubrir el techo con láminas de plomo, que no siempre eran confiables. “Cuando llegaba un tifón, las cosas que cubrían el techo se volaban,” dijo. Lai siguió con s…