Cada año, cuando los líderes de las democracias más ricas del mundo se reúnen para una cumbre, surgen las mismas preguntas: ¿Para qué exactamente es la cumbre, y por qué importa el grupo? Los jefes de las naciones del Grupo de los 7 – Gran Bretaña, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y los Estados Unidos – comenzaron su cumbre anual el jueves en un lujoso hotel en Puglia en la costa sur de Italia, con vistas al Mar Adriático. Las guerras en Ucrania y Gaza y las amenazas planteadas por el ascenso económico de China están en la agenda. Los líderes, junto con representantes de la Unión Europea e invitados seleccionados, se reúnen para discutir temas económicos y políticas internacionales importantes. Este año, la anfitriona de la cumbre, la primera ministra Giorgia Meloni de Italia, también ha invitado a otras figuras, incluido el Papa Francisco y el primer ministro Narendra Modi de India. Sea cuáles sean las desacuerdos de los líderes sobre los temas, una característica de las cumbres tiende a ser una perspectiva general compartida. Sus países son importantes socios comerciales, y aunque su parte del comercio mundial ha disminuido, representan aproximadamente la mitad de la economía mundial. También comparten puntos de vista ampliamente similares sobre comercio, seguridad y derechos humanos, lo que les otorga un enorme influencia cuando actúan en conjunto. Un ejemplo reciente de ello es la guerra en Ucrania. El presidente Volodymyr Zelensky, cuya defensa contra la invasión rusa en su país ha sido un punto de apoyo clave para el G7, asiste nuevamente este año. Por otro lado, el presidente Vladimir V. Putin de Rusia es uno de los miembros más notables ausentes del grupo. Rusia fue miembro del grupo desde 1997 hasta que fue excluida en 2014, el año en que sus fuerzas entraron en el este de Ucrania y se apoderaron de Crimea. Los orígenes del grupo se remontan a la crisis del petróleo de 1973. Surgió de una reunión informal de ministros de Finanzas de Gran Bretaña, Francia, Japón, los Estados Unidos y lo que entonces era Alemania Occidental – inicialmente conocidos como los Cinco Grandes – mientras trataban de llegar a un convenio sobre cómo seguir adelante. Desde entonces, el grupo y sus miembros añadidos se han reunido docenas de veces para trabajar en los temas principales que afectan a la economía internacional, la seguridad, el comercio, la igualdad y el cambio climático. En 2015, la cumbre abrió camino para el Acuerdo de París para limitar las emisiones de carbono a nivel mundial, que fue adoptado más tarde ese mismo año. Las cumbres suelen estar definidas por los temas más apremiantes del día: los ataques del 11 de septiembre en los Estados Unidos en 2001, la crisis financiera de 2008 y la pandemia de coronavirus que comenzó en 2019 han dominado todas las reuniones. También son una muestra de diplomacia cultural, ya que el país anfitrión de cada año ofrece ejemplos de lo mejor de su cocina. A pesar de la aura de diplomacia en la cumbre, cada líder también tiene en cuenta la política doméstica. Un líder recién salido de una victoria electoral a veces puede llegar con confianza. Para un líder a punto de enfrentarse a un electorado enojado, puede ser lo contrario. Varios de los líderes en Italia esta semana se encuentran en esta última categoría.
