Los rebeldes liderados por HTS tomaron el control de la mayoría de Aleppo, la segunda ciudad más grande de Siria, el 30 de noviembre, solo tres días después de lanzar su ofensiva sorpresa. Dijeron que enfrentaron poca resistencia en el terreno después de que el gobierno retirara rápidamente a sus tropas y fuerzas de seguridad.
Assad juró “aplastar” a los rebeldes con la ayuda de sus aliados. Los aviones de guerra rusos intensificaron sus ataques en áreas controladas por los rebeldes y las milicias respaldadas por Irán enviaron refuerzos para fortalecer las líneas defensivas del ejército alrededor de Hama, la siguiente ciudad al sur en la carretera de Aleppo a Damasco.
Sin embargo, Hama cayó en manos de los rebeldes el jueves después de varios días de intensos combates que finalmente llevaron al ejército a retirarse.
Los rebeldes declararon inmediatamente que su próximo objetivo era tomar Homs, la tercera ciudad más grande de Siria, y lograron hacerlo el sábado por la noche después de solo un día de combates.
Al mismo tiempo, otras facciones rebeldes basadas en el suroeste del país, que limita con Jordania, alcanzaron los suburbios de Damasco después de tomar el control de las ciudades de Deraa y Suweida en solo 24 horas.
A primera hora del domingo, los rebeldes liderados por HTS anunciaron que habían entrado en Damasco y liberado a detenidos en la prisión militar más famosa del país, Saydanaya, donde se cree que miles de simpatizantes de la oposición han sido ejecutados durante la guerra civil.
Menos de dos horas después, declararon: “El tirano Bashar al-Assad ha huido”.
“Después de 50 años de opresión bajo el dominio del Baath, y 13 años de crímenes y tiranía y [desplazamiento forzado]… anunciamos hoy el fin de este período oscuro y el inicio de una nueva era para Siria”, dijeron.
Oficiales del ejército dijeron que el presidente voló fuera de la capital hacia un destino desconocido poco antes de que llegaran los rebeldes.
El Primer Ministro de Assad, Mohammed al-Jalali, luego anunció en un video que estaba “listo para cooperar con” cualquier liderazgo que fuera “elegido por el pueblo sirio”.
Jawlani ordenó a sus fuerzas que no se acerquen a las instituciones oficiales, diciendo que permanecerían bajo la autoridad del primer ministro hasta que fueran “oficialmente” entregadas.