Ubicada a lo largo del Mar Negro y las montañas del Cáucaso, Abjasia es conocida por su belleza natural y su costa. Los locales temían que una afluencia de inversión rusa pudiera arruinar el paisaje con complejos residenciales y sacar a los locales del mercado inmobiliario. Abjasia era conocida históricamente como un destino vacacional para la élite soviética y, desde su reconocimiento por Moscú y sus aliados, ha mantenido una presencia rusa. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia advirtió a sus ciudadanos que no viajen a Abjasia y, si ya están allí, “ejerciten mayor precaución, no se acerquen a lugares de disturbios y, si es posible, salgan” del área. La portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Maria Zakharova, dijo que Rusia no interferiría y “confía” en que la situación se resolverá “exclusivamente por medios políticos pacíficos”, añadiendo que era lamentable que la oposición no resolviera desacuerdos a través de “un diálogo civilizado y mutuamente respetuoso”. Las imágenes de video mostraron a cientos de manifestantes entrando en el parlamento, quitando las rejas de las ventanas y trepando por las ventanas rotas. Según la agencia de noticias estatal de Rusia RIA Novosti, los manifestantes están exigiendo la dimisión del presidente Aslan Bzhania, y la oposición está discutiendo actualmente un reemplazo. Esta no es la primera vez que se pide la dimisión de un líder. En 2014, los manifestantes irrumpieron en la sede presidencial, obligando al entonces líder Alexander Ankvab a huir. Luego renunció por acusaciones de corrupción y mal gobierno. En 2020, el líder de la oposición Raul Jajimba, quien fue elegido tras los disturbios en 2014, también se vio obligado a dimitir después de protestas callejeras.