En Venezuela han estallado protestas contra el presidente autoritario Nicolás Maduro por su reelección disputada, con la oposición afirmando tener pruebas de que ganó la votación del domingo y el gobierno respondiendo con represión.
Horas después de que la victoria de Maduro fuese certificada por la autoridad electoral controlada por el gobierno, la CNE, la líder de la oposición María Corina Machado declaró a su candidato Edmundo González como el verdadero vencedor, con 6,2 millones de votos frente a los 2,7 millones de Maduro, basándose en recuentos que la oposición asegura haber obtenido del 73 por ciento de las estaciones de votación.
“Les hablo con la calma de la verdad”, afirmó González mientras estaba junto a Machado en una rueda de prensa. “Tenemos en nuestras manos las actas que demuestran nuestra victoria”.
La CNE dijo que Maduro había ganado con el 51,2 por ciento de los votos, comparado con el 44,2 por ciento de González, con el 80 por ciento de los votos contados. González, un diplomático jubilado, había liderado a Maduro por al menos 20 puntos en encuestas independientes y tenía una clara ventaja en sondeos de salida y conteos rápidos el domingo.
El lunes, manifestantes marcharon por Caracas hacia el centro de la capital y el Palacio Presidencial de Miraflores. Muchos llevaban banderas venezolanas y algunos tenían el rostro cubierto y portaban grandes palos de madera. La policía respondió disparando gases lacrimógenos en algunas zonas, creando grandes nubes de humo en el cielo de la tarde.
En Santa Capilla, a pocas cuadras del palacio, hombres de civil disparaban munición real desde pistolas hacia los manifestantes, según videos compartidos en redes sociales.
“Estamos hartos. Queremos un cambio”, dijo Leydis Mojares, de 33 años, una de las manifestantes. “Queremos una vida mejor para nuestros hijos. Maduro ya no es nuestro presidente. El resultado de anoche fue una gran decepción… Lloré, grité. Vi a mi hija, que tiene 13 años, llorar. Le dije, ‘¿Cuánto va a durar esto?’”.
En ciudades de todo el país, la agitación se desbordó en las calles. Videos compartidos en redes sociales mostraron a manifestantes en la ciudad de Coro, en el noroeste de Venezuela, derribando una estatua del antecesor y mentor de Maduro, Hugo Chávez, mientras las multitudes los vitoreaban. Maduro había convocado las elecciones del domingo en lo que habría sido el 70 cumpleaños de Chávez.
Los aliados cercanos de Maduro, Rusia, China, Irán y Cuba, celebraron su victoria, mientras que Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido exigieron ver un desglose detallado de la votación. El poder regional Brasil está intentando mediar entre Maduro y la oposición.
La CNE ignoró los llamados a publicar un desglose detallado de la votación, diciendo que la compilación de resultados había sido interrumpida por hackers, y en su lugar organizó una ceremonia para proclamarlo presidente hasta 2031.
Maduro, un ex conductor de autobús y activista sindical, dijo en un discurso beligerante de 90 minutos: “Venezuela luchó y derrotó definitivamente al fascismo, al odio y a los demonios en estas tierras”.
“Hay un intento de imponer en Venezuela una vez más un golpe de Estado de carácter fascista y contrarrevolucionario”, añadió.
Representantes de la oposición dijeron que en muchas mesas electorales, los soldados habían retirado urnas y recuentos de resultados, en lugar de proporcionar copias a los testigos de los partidos.
Machado fue descalificada para postularse en las elecciones por el Tribunal Supremo y en su lugar hizo campaña en nombre de González, celebrando mítines en todo el país. El lunes, el fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, acusó a Machado de participar en un presunto ataque cibernético al sistema electoral del país, junto a dos líderes opositores que viven en el exilio.
Los resultados han generado tensión en toda América Latina. Venezuela ordenó a diplomáticos de Argentina, Chile, Perú y otros cuatro países abandonar el país de inmediato, acusando a sus respectivos gobiernos de estar “abiertamente comprometidos con las posturas ideológicas más sórdidas del fascismo internacional”.
El presidente libertario de Argentina, Javier Milei, se negó a reconocer los resultados, calificándolos de “fraude electoral”, mientras que el presidente izquierdista de Chile, Gabriel Boric, dijo que eran “difíciles de creer”.
La victoria electoral disputada de Maduro también plantea un dilema para la administración de Joe Biden, que había negociado con Maduro para celebrar elecciones competitivas y relajó temporalmente las sanciones a la empresa estatal petrolera PDVSA en octubre.
Estados Unidos volvió a imponer las sanciones petroleras en abril, aunque ha otorgado exenciones, permitiendo a empresas individuales, como Chevron, Maurel & Prom y Repsol, seguir operando en Venezuela.
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Funcionarios de alto rango de la administración estadounidense dijeron que Washington aún no ha tomado una decisión sobre una respuesta. “Actualmente no se está considerando que cambiemos retroactivamente las licencias que se dieron anteriormente”, dijo un funcionario.
Eric Farnsworth, vicepresidente del Consejo de las Américas, un grupo de presión empresarial, dijo que no hay muchas opciones buenas para Estados Unidos, ya que Washington está ocupado con sus propias elecciones y “no está dispuesto a asumir otra crisis global complicada”.
La economía de Venezuela, rica en petróleo y estimulada por una relajación de los controles de precios y de divisas, ha experimentado una ligera recuperación después de contraerse tres cuartos entre 2013 y 2021. Durante ese tiempo, enfrentó hiperinflación, apagones regulares y escasez de alimentos y medicinas. Alrededor de 7,7 millones de venezolanos, aproximadamente una cuarta parte de la población, han huido.
Con información adicional de Ciara Nugent en Buenos Aires