Tras el atraque de un ferry fletado en Gorgona, una isla de la costa de Liguria en Italia, el paisaje muestra exactamente lo que los viajeros podrían esperar de la región: formaciones rocosas azul oscuro en la orilla, aguas cristalinas debajo, hermosas colinas verdes con un vistazo a viñedos prósperos visibles desde el ángulo correcto. Y aunque el paisaje evoca destinos turísticos similares como la costa de Amalfi y otras playas europeas codiciadas, no es exactamente una atracción turística en el sentido típico. A pesar de los bellos alrededores, este lugar es una prisión.
Conocida formalmente como la Colonia Penal Agrícola de Gorgona, esta isla más al norte del archipiélago toscano tiene una historia bastante larga. Fue establecida en 1869 como una de las pocas granjas penales italianas, y en años recientes, el espacio ha sido designado para prisioneros con buen comportamiento que estaban cumpliendo el término final de su condena. Frecuentemente anunciada como la última colonia penal que queda en toda Europa, en la última década la isla ha recibido aún más atención debido a la calidad del vino producido con las uvas que aquí crecen, y más importante aún, por quienes cuidan las uvas utilizadas para hacerlo: los propios presos.
Cortesía de Frescobaldi
En lugar de trabajar en la oscuridad y producir lo que sea que las uvas pudieran dar como “vino de prisión” (con todas esas connotaciones negativas), desde 2012 los presos han sido guiados por Lamberto Frescobaldi, presidente y principal productor de vinos de la prestigiosa bodega de su familia en Italia. Bajo la dirección de Frescobaldi, los viñedos en Gorgona no solo han florecido, sino que el vino en sí mismo ha comenzado a recibir atención global. Estos vinos están siendo reconocidos no solo por su historia inesperada, sino porque también son realmente buenos. Y a medida que las revelaciones sobre el abuso inhumano prominente en muchas prisiones y los llamados a la clemencia comienzan a ganar terreno en América, el poder de Gorgona para humanizar y poner en el centro de atención a sus internos nunca ha sido más convincente.
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