Mientras que hablaba duro sobre los migrantes de los países de Oriente Medio y Asia, el gobierno liderado por Ley y Justicia emitió la mayor cantidad de permisos de residencia y trabajo anuales en toda la UE durante gran parte de su mandato.
La coalición de Tusk ha continuado con la política de devoluciones y ha reintroducido una zona de exclusión en parte de la frontera. En julio, tras la muerte de un soldado de 21 años que fue apuñalado fatalmente por migrantes en la frontera, el gobierno aprobó en el parlamento la despenalización del uso de armas de fuego por parte de las fuerzas de seguridad en defensa propia en ciertas circunstancias.
Las encuestas de opinión sugieren que gran parte del público apoya la línea dura, con un 86% de los encuestados apoyando el uso de armas en defensa propia por parte de los servicios de seguridad.
De hecho, el ministro de Asuntos Exteriores, Radoslaw Sikorski, identificó una política migratoria dura de la Coalición Cívica como un elemento clave en su éxito electoral en octubre del año pasado.
“Nunca vi a Donald Tusk como un defensor de los derechos humanos, pero esto es un nuevo mínimo,” Malgorzata Szuleka, miembro de la junta de la Fundación Helsinki para los Derechos Humanos con sede en Varsovia, le dijo a la BBC.
“Hay una crisis humanitaria en la frontera, pero también es una ruta migratoria abierta. Necesitamos encontrar un lugar para una discusión racional que no esté tan impulsada por el populismo,” añadió.
