El saldo después de las fuertes lluvias en el estado sureño de Rio Grande do Sul, en Brasil, ascendió a ocho muertos y 21 desaparecidos, informaron el miércoles las autoridades regionales.
Las inundaciones han desplazado a unas 1,400 personas en más de 100 municipios de todo el estado, la mayoría de las cuales, dijeron funcionarios de defensa civil, han sido trasladadas a refugios.
“Continuamos trabajando arduamente para localizar a los desaparecidos y garantizar la seguridad de las áreas en riesgo”, dijo el gobernador Eduardo Leite en redes sociales el miércoles.
“Desafortunadamente, se pronostican más lluvias para hoy”.
Las lluvias persistentes han dejado a algunas comunidades totalmente incomunicadas debido a puentes destruidos y caminos bloqueados, mientras que el acceso a al menos 20 áreas a lo largo de las carreteras estatales ha sido restringido debido al riesgo de nuevos colapsos.
Desde el martes, los rescatistas han luchado por liberar a familias atrapadas en sus hogares, muchas de ellas atrapadas en el techo mientras las aguas subían, aunque el mal tiempo continuo ha dificultado los esfuerzos de búsqueda. Cinco personas fueron reportadas muertas el martes y 18 desaparecidas.
Según Leite, los trabajadores de emergencia estaban priorizando las respuestas a las situaciones más peligrosas para la vida.
En un esfuerzo por llegar a tierra seca, los residentes de la pequeña ciudad de Encantado intentaron abandonar la zona a pie o en motocicleta por caminos dañados y embarrados, mostraron imágenes de AFPTV.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva publicó en redes sociales que había hablado con Leite y ofrecido asistencia.
“El gobierno federal se unirá a los esfuerzos del gobierno estatal y los municipios para superar este momento difícil, que es el resultado del cambio climático que afecta al planeta”, escribió el presidente en X, anteriormente Twitter, el martes.
Aproximadamente 130,000 personas en todo Rio Grande do Sul se quedaron sin agua potable, con servicios telefónicos e internet caídos en al menos 60 municipios a medida que continuaban las lluvias.
Los ríos de la región ya estaban crecidos a causa de tormentas anteriores, y las lluvias torrenciales a finales de marzo en el sureste de Brasil dejaron al menos 25 personas muertas en los estados de Río de Janeiro y Espírito Santo.
El sur y sureste de Brasil han sido azotados por un frente frío que siguió a una ola de calor extremo.
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