“Israel tiene la aparente legitimidad para atacar a Irán”, dijo Yaakov Amidror, exgeneral y asesor de seguridad nacional en Israel que ahora se encuentra en el Jerusalem Institute for Strategy and Security de tendencia conservadora.
“La otra opción es decir que logramos lo que queríamos al eliminar a los comandantes de la Fuerza Al Quds en Damasco, el ataque iraní falló, así que hagamos lo que necesitamos hacer”, dijo, lo que significa terminar la campaña contra Hamas en Gaza e invertir en preparativos para enfrentar a Hezbollah en Líbano.
“Ambas son buenas opciones”, agregó. “Cada una tiene pros y contras. Es cuestión de preferencia”.
Líderes extranjeros, especialmente el presidente Biden, el más importante aliado de Israel, han estado presionando por contención. El Sr. Netanyahu no ha amenazado públicamente a Irán desde que el ataque terminó el domingo por la mañana. Otros líderes militares y políticos israelíes dicen que quieren preservar y fortalecer, no poner en peligro, la alianza de países occidentales y árabes moderados que, por primera vez, se unieron para repeler el ataque iraní y defender a Israel.
El ataque iraní ha dado a Israel un impulso de apoyo internacional después de meses de censura y oprobio por la magnitud de la violencia y la hambruna en Gaza, y algunos funcionarios dicen que esto significa que Israel debería actuar contra Irán solo en coordinación con sus aliados.
“Israel contra Irán, el mundo contra Irán”, dijo Benny Gantz, miembro centrista del gabinete de guerra de Israel, el domingo, describiendo las opciones. “La alianza estratégica y el sistema de cooperación regional entre nosotros ha sido seriamente puesto a prueba, y ahora es el momento de fortalecerlo. Construiremos una coalición regional contra la amenaza iraní y cobraremos el precio a Irán de la manera y en el momento adecuados para nosotros”.
Las opciones de Israel van desde atacar abiertamente a Irán, simbólicamente o con toda su fuerza, hasta no retaliar en absoluto, una concesión que los expertos dicen que Israel podría utilizar para fomentar más sanciones internacionales contra Irán o la formalización de la alianza contra Irán.
Hay un precedente para no hacer nada: durante la Guerra del Golfo de 1991, cuando Iraq lanzaba misiles Scud a ciudades israelíes, Yitzhak Shamir, entonces primer ministro belicoso de Israel, ejerció contención instado por la administración Bush para preservar la coalición liderada por Estados Unidos con estados árabes amistosos.
Israel también podría orquestar algún tipo de ciberataque pacífico o volver a las tácticas de su larga guerra secreta con Irán, confiando en la inteligencia y acciones encubiertas contra intereses iraníes, dentro o fuera de Irán, sin reclamar responsabilidad por ellos.