Como periodista con experiencia puedo decir que he informado sobre la situación en la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén. Los visitantes musulmanes han enfrentado restricciones para ingresar a la mezquita, especialmente después de los ataques de Hamas del 7 de octubre y la posterior campaña israelí en Gaza. Las tensiones han aumentado en Jerusalén con la llegada del mes sagrado del Ramadán, ya que muchos temen más reglas y limitaciones impuestas por Israel en el lugar.
A medida que la situación se intensifica, las autoridades israelíes han declarado que están garantizando la seguridad y manteniendo el equilibrio entre la libertad de culto y la seguridad en el área. Sin embargo, denuncias recientes han surgido sobre la violencia policial hacia palestinos que intentaban ingresar a Al Aqsa para orar. Este es solo el último capítulo en una larga historia de tensiones en el lugar sagrado que han llevado a conflictos más amplios en la región.
Los líderes musulmanes han expresado su preocupación por el futuro de Al Aqsa bajo el gobierno más derechista de Israel y temen que la libertad de culto sea restringida en nombre de la seguridad. Los disturbios en el sitio sagrado han sido desencadenantes de conflictos más amplios en el pasado, creando aún más ansiedad en los residentes locales y visitantes.
Aunque las autoridades han prometido no imponer nuevas restricciones para el Ramadán, la incertidumbre y la desconfianza persisten entre los musulmanes que buscan acceder a uno de los sitios más sagrados de su fe. La incertidumbre alimenta la tensión en Jerusalén y solo el tiempo dirá qué desafíos esperan a aquellos que buscan orar en Al Aqsa durante este mes sagrado.
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Mientras el sermón sobre el sagrado mes musulmán del Ramadán resonaba a través de los altavoces de la Mezquita de Al Aqsa, el joven de 13 años, Yousef al-Sideeq, se sentaba en un banco fuera de las puertas del recinto en Jerusalén. “La mayoría de los viernes me impiden la entrada, sin razón”, dijo el joven residente de Jerusalén, refiriéndose a la policía israelí.
Desde el ataque del 7 de octubre liderado por Hamas e Israel a Gaza, las fuerzas de policía israelíes armadas que custodian muchas de las puertas de la Ciudad Vieja de Jerusalén lo han detenido de entrar en el recinto, dijo. Solo ha logrado entrar dos veces.
A medida que comienza el Ramadán, muchos también temen qué restricciones adicionales, si las hubiera, Israel pueda imponer en el sitio religioso, que puede atraer a 200,000 personas en un día no solo de Jerusalén sino de Cisjordania y de Israel en su totalidad.
Los líderes musulmanes han expresado su preocupación por el futuro de Al Aqsa bajo el gobierno más derechista de Israel y temen que la libertad de culto sea restringida en nombre de la seguridad. Los disturbios en el sitio sagrado han sido desencadenantes de conflictos más amplios en el pasado, creando aún más ansiedad en los residentes locales y visitantes.
Aunque las autoridades han prometido no imponer nuevas restricciones para el Ramadán, la incertidumbre y la desconfianza persisten entre los musulmanes que buscan acceder a uno de los sitios más sagrados de su fe. La incertidumbre alimenta la tensión en Jerusalén y solo el tiempo dirá qué desafíos esperan a aquellos que buscan orar en Al Aqsa durante este mes sagrado.