Por Rami Amichay
TEL AVIV (Reuters) – Miles de manifestantes israelíes salieron a las calles el sábado para exigir nuevas elecciones y demandar más acción por parte del gobierno para traer a casa a los rehenes retenidos en Gaza, en la última ronda de protestas contra el primer ministro Benjamin Netanyahu.
Las protestas han continuado mientras la guerra en Gaza entra en su séptimo mes y en medio de un creciente enojo por la manera en que el gobierno está abordando a los 133 rehenes israelíes aún retenidos por el movimiento islamista Hamas.
Las encuestas indican que la mayoría de los israelíes culpan a Netanyahu por las fallas de seguridad que llevaron al devastador ataque de los combatientes de Hamas a comunidades en el sur de Israel el 7 de octubre.
El primer ministro más longevo de Israel ha descartado repetidamente elecciones anticipadas, que las encuestas de opinión sugieren que perdería, diciendo que ir a las urnas en medio de una guerra sólo recompensaría a Hamas.
“Estamos aquí para protestar contra este gobierno que nos sigue arrastrando hacia abajo, mes tras mes; antes del 7 de octubre, después del 7 de octubre. Seguimos bajando en una espiral”, dijo Yalon Pikman, de 58 años, que asistió a una marcha en Tel Aviv.
Los pistoleros de Hamas tomaron como rehenes a 253 personas durante el ataque del 7 de octubre que dejó alrededor de 1,200 muertos, según recuentos israelíes. Algunos rehenes fueron liberados en un alto el fuego en noviembre, pero los esfuerzos por asegurar otro acuerdo parecen haberse estancado.
Netanyahu se ha comprometido a continuar la campaña israelí en Gaza, que según las autoridades de salud locales ha matado a más de 34,000 palestinos, hasta que todos los rehenes sean llevados a casa y Hamas sea destruido.
El ataque de la semana pasada a Israel por oleadas de drones y misiles iraníes desvió la atención del conflicto en Gaza y para muchos familiares de los rehenes restantes hay una sensación creciente de que el tiempo se está agotando.
“Mi madre es realmente fuerte. Nos está sosteniendo juntos”, dijo Sharone Lifschitz, de 52 años, cuya madre de 85 años, Yocheved Lifshitz, fue una de los rehenes liberados en noviembre pero cuyo padre, Oded, sigue en cautiverio.
“Pero a medida que pasa el tiempo, el peso de lo que está sucediendo – la forma en que aquellos que podrían haberlos devuelto no lo hicieron – el simple peso de eso pesa cada vez más en sus hombros. Y su esperanza, también, se está desvaneciendo”.