Miel añadida al yogur refuerza sus beneficios bacterianos: un postre clásico griego convertido en medicina.

Foto por Jana Ohajdova en Unsplash

Un estudio nuevo encontró qué añadir miel al yogur ayuda a las bacterias beneficiosas en el yogur sobrevivir más tiempo en el ambiente hostil del tracto gastrointestinal.

Es apenas otra razón para valorar la sabiduría pasada a nosotros de los clásicos griegos, quienes reconocieron la miel como una comida medicinal hace más de 2,000 años.

Bifidobacterium y Lactobacillus, dos géneros de microorganismos que están presentes en productos lácteos fermentados como el yogur, forman una de las partes fundamentales de un microbioma intestinal sano. Ambos tipos se han encontrado para mejorar la función intestinal en todas las etapas de la digestión desde la descomposición hasta la absorción hasta la defecación.

Nunca ha sido más importante diseminar esta información, dado que el estudio yogur-miel reporta que entre 10 y 25% de la población estadounidense reporta una función intestinal insatisfactoria. En otras palabras, para hasta uno de cada cuatro personas en la habitación, los viajes al baño son miserables.

El estudio tuvo un diseño aleatorizado, controlado, simple ciego, con dos periodos de intervención de dos semanas. Las bebidas de yogur se consumieron dos veces al día durante cada período de intervención, con un grupo consumiendo el suyo con azúcar, y el otro con miel de trébol. No había nada especial sobre el yogur, y de hecho era un producto de marca pasteurizado con saborizante de vainilla natural.

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