La inmigración legal a gran bretaña ha alcanzado casi tres cuartos de millón de personas en 2022, como muestran las cifras oficiales publicadas el jueves, lo que supone un nuevo y no deseado récord para el partido conservador que se encuentra en el gobierno del país después de prometer utilizar sus poderes posbrexit para frenar el número de llegadas.
Las últimas cifras sobre migración neta suponen un nuevo revés para el primer ministro, Rishi Sunak, lo que ha generado ira dentro del partido, ya que también lucha por detener la llegada de solicitantes de asilo en pequeñas embarcaciones a la costa británica, reactivar una estancada economía y abordar los desalentadores resultados de las encuestas.
“En cada elección desde 1992, hemos prometido reducir la migración,” dijo en las redes sociales Neil O’Brien, miembro del partido conservador y partidario del brexit, “los números extraordinarios” de este jueves significan que el primer ministro “debe tomar medidas inmediatas y masivas” para lograrlo.
Las cifras, publicadas por la Oficina de Estadísticas Nacionales, la agencia estadística oficial del país, revisaron al alza las cifras de migración neta para el año que terminó en diciembre de 2022 – anteriormente estimado en 606,000, en sí mismo un récord – subiéndolo a 745,000.
Las estadísticas publicadas este jueves se refieren a personas con permiso para entrar al país principalmente desde fuera de Europa, y en su mayoría para trabajar o estudiar, algo que constituye un problema político para partidarios del brexit – incluido el señor Sunak -, ya que esa política terminó con el derecho automático para los ciudadanos de los países de la Unión Europea de establecerse en Gran Bretaña.
La retirada de Gran Bretaña de la Unión Europea aumentó la capacidad del gobierno para determinar los niveles de inmigración, y durante la campaña del referéndum de brexit en 2016, quienes abogaban por la salida prometieron “recuperar control” de las fronteras del país.
Pero lejos de disminuir la inmigración, como muchos habían previsto, el número de personas que llegaron al país legalmente se ha más que duplicado desde el brexit, incluso cuando los británicos perdieron su derecho automático a vivir y trabajar en otros lugares de Europa.
Al no poder reclutar libremente en sus vecinos cercanos, los empleadores británicos han buscado más lejos, incluso en Asia, África y Medio Oriente, para cubrir vacantes en el mercado laboral, y ha habido un gran aumento en el número de estudiantes extranjeros de países fuera de Europa.
A pesar de que la economía británica sigue siendo lenta, la escasez de mano de obra en áreas como la atención médica y la hostelería surgió a medida que la pandemia de coronavirus disminuía. Las cifras de migración neta se han visto infladas además por la admisión de personas a través de rutas humanitarias, incluidas aquellas que huyen de Ucrania y Hong Kong.
Es probable que algunos de esos aumentos sean temporales, y se espera que las cifras disminuyan en unos años, pero el aumento ha generado tensiones dentro del partido conservador, que ha estado en el poder durante 13 años y que comenzó ese periodo prometiendo limitar la migración neta a menos de 100,000 personas al año.
Un legislador conservador, Jonathan Gullis, dijo a Times Radio que el aumento era “completamente inaceptable y lo será también para la mayoría de los británicos.” Pidió al primer ministro y al ministro del Interior “tomar medidas drásticas ahora” además de “detener los botes”. A pesar de que es un símbolo muy visible de la incapacidad de Gran Bretaña para controlar sus fronteras, el número de personas que cruzan en pequeñas embarcaciones es mucho menor que el número que llega legalmente; el total del año pasado ascendió a alrededor de 46,000 personas.
Las cifras provisionales para el año que terminó en junio de 2023 mostraron un leve descenso desde el pico reciente, con alrededor de 968,000 llegadas no europeas, 129,000 en la unión europea de 27 naciones y alrededor de 84,000 británicos que regresaban.
Poco más de medio millón de personas emigraron durante el mismo período, dejando la migración neta en 672,000, aunque esto, también es una cifra provisional sujeta a revisión.
A principios de este año, el señor Sunak dijo que las cifras eran “demasiado altas, es tan simple como eso.” y que quería reducirlas. Pero con la escasez de mano de obra dificultando el crecimiento económico, también enfrenta presiones de los empleadores, incluidos los sectores de la atención médica y la hostelería, que han presionado para que se emitan visas para contratar trabajadores extranjeros.
El jueves, Downing Street reiteró su determinación de reducir las cifras, diciendo que los niveles actuales son demasiado altos y que están ejerciendo una presión insostenible sobre las comunidades.
En el año hasta junio de 2023, las cinco nacionalidades no europeas más importantes en los flujos de inmigración a Gran Bretaña fueron: India (253,000), Nigeria (141,000), China (89,000), Pakistán (55,000) y Ucrania (35,000), según la agencia estadística. Eso subraya el cambio notable en el perfil de la migración desde el brexit y la reducción en el flujo de personas desde Europa continental.
Para intentar reducir las cifras, el gobierno anunció a principios de este año que impediría que la mayoría de los estudiantes internacionales trajeran a sus familiares al país.
Bajo las nuevas medidas, solo los estudiantes de posgrado en investigación tendrán derecho a visados para dependientes, poniendo fin a un sistema que permitía a otros, como aquellos que estudiaban para obtener una maestría, traerlos.
El gobierno dice que el impacto de esos cambios todavía no se ha sentido. Pero la migración se ha convertido en un tema cada vez más sensible en los últimos meses, en parte debido a los titubeantes esfuerzos del gobierno para detener la llegada de solicitantes de asilo a la costa sur de Gran Bretaña en pequeñas embarcaciones.
La semana pasada, el Tribunal Supremo de Gran Bretaña rechazó los planes del gobierno para disuadir a las personas de intentar esa travesía deportando a algunos que llegaron de esa manera a Rwanda. Desde entonces, el señor Sunak ha prometido un nuevo acuerdo con Rwanda para intentar resolver las preocupaciones del tribunal, y nueva legislación de emergencia para llevar a cabo el plan.