Los niveles de capital son un pobre indicador de quiebra bancaria.

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El autor es socio fundador de Veritum Partners

¿Qué tienen en común Silicon Valley Bank, Credit Suisse, Citigroup y Royal Bank of Scotland? Si adivinaste la respuesta como “fracasaron y tuvieron que ser rescatados por sus competidores o por sus gobiernos”, entonces estarías en lo correcto. Pero había otra cosa que tenían en común; ratios de capital sólidos en el momento de su fracaso, muy por encima del nivel que exigían sus reguladores. Esto es un recordatorio útil de que, por toda la charla sobre la cantidad de capital que los bancos necesitan, gran parte de la discusión simplemente no entiende el punto.

El argumento ha vuelto a cobrar vida en los últimos meses, impulsado por los cambios propuestos en las reglas que rigen el capital bancario y que parecen afectar especialmente a los bancos de Estados Unidos. Ha habido un amplio debate sobre cuánto capital necesitan los bancos. Los bancos estadounidenses han hecho lobby con furia en Washington y en los medios de comunicación, argumentando no solo que más capital es innecesario, sino que el préstamo a “familias trabajadoras y pequeñas empresas” simplemente se secará si las reglas se implementan tal como están redactadas.

Algunos sostienen lo contrario, citando investigaciones que indican que cuanto más capital tengan los bancos, más prestarán. Algunos cuestionan la verdadera agenda de los bancos, afirmando que el verdadero problema es que más capital significa menores retornos sobre el capital, lo que implica menores salarios ejecutivos.

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Este debate no comprende el punto de la regulación bancaria. No se trata de llenar a los bancos con tanto capital que no puedan fallar. En cambio, se trata de crear un sistema bancario que tenga el nivel adecuado de riesgo.

El capital es solo una entrada en esa evaluación de riesgos, y argumentativamente es una entrada relativamente pequeña. Silicon Valley Bank fracasó debido a una mala gestión del riesgo de tasas de interés. Credit Suisse falló debido a su modelo de negocio estructuralmente no rentable. Citigroup y Royal Bank of Scotland fallaron debido a un débil análisis de riesgo crediticio y de mercado. Lo único que determinó su nivel de capital fue cuán rápido colapsaron.

Dada la mala historia de los niveles de capital como predictores de la falla bancaria, los reguladores tienen la obligación con los bancos y con aquellos que los utilizan de adoptar medidas más innovadoras. Una idea, lanzada hace varios años por Andy Haldane (entonces en el Banco de Inglaterra), era monitorear un “ratio de capital basado en el mercado”, donde el cálculo de capital no era el número mostrado en los estados financieros, sino el valor en el mercado de valores del banco.

En el caso de Credit Suisse, Citigroup y Royal Bank of Scotland, sus ratios de capital basados en el mercado habrían estado en niveles críticos durante más de un año antes de su colapso. Por supuesto, tal enfoque podría estar sujeto a manipulación de mercado, pero como entrada en la regulación sería una gran adición.

Aún más proactivamente, los reguladores harían bien en considerar activamente la cultura del banco y hacer demandas específicas a aquellos cuyo “ratio de cultura” sea débil. Calcular dicho ratio no es fácil, pero eso no significa que no valga la pena hacerlo. El premio podría ser enorme.

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Por ejemplo, hay evidencia de que tener diversidad de género en los comités de riesgo mejora los resultados de riesgo. Quizás Harriet Harman, ex vicepresidenta del Partido Laborista del Reino Unido, tenía razón cuando afirmó que Lehman Brothers no habría quebrado en 2008 si hubiera sido Lehman Sisters. ¿Quizás los reguladores deberían penalizar o recompensar a los bancos en función de la diversidad de género en sus comités de riesgo?

Más allá de los experimentos mentales, el punto principal es que el tradicional ratio de capital es demasiado torpe, impreciso y a menudo engañoso como métrica en la que los reguladores bancarios depositan tanta confianza. Tiene un papel que desempeñar, pero aquellos comentaristas que afirman que cada vez más capital es una panacea están equivocados, al igual que los bancos que argumentan que ya son seguros con su nivel de capital actual son ingenuos.

Los reguladores nos deben a todos enfocarse en desarrollar medidas mucho más sofisticadas para mantener el sistema seguro.