La agitación en el sector automotriz de Europa podría afectar a la economía de Europa central y perjudicar la calidad de los activos de los bancos, advirtió S&P Global el martes, aunque agregó que los prestamistas eran lo suficientemente fuertes como para resistir el estrés en sus carteras de préstamos automotrices.
Los fabricantes de automóviles en toda Europa han anunciado cierres de plantas y grandes despidos a medida que luchan con la débil demanda, los altos costos, la competencia de China y una transición más lenta de lo esperado a los vehículos eléctricos.
El sector es un pilar del crecimiento económico de Europa central, representando del 5% al 10% del producto interno bruto de la región y el 5% de su empleo, según S&P.
“Si bien la exposición crediticia directa de los bancos de Europa central y oriental al sector automotriz es relativamente baja, alrededor del 3%-5% del total de préstamos corporativos, una desaceleración significativa podría afectar la economía de la región y la calidad de los activos de los bancos”, dijo.
Aunque los principales fabricantes de automóviles han diversificado su financiamiento alejándose de los préstamos bancarios hacia los mercados de capitales, S&P dijo que los shocks en la industria aún podrían tener efectos significativos en cadena.
La amenaza de aranceles estadounidenses a las importaciones europeas de automóviles, regulaciones más estrictas sobre emisiones en la Unión Europea a partir de 2025 y la intensa competencia de fabricantes chinos de automóviles eléctricos podrían plantear desafíos adicionales, señaló S&P.
“Si bien un mayor estrés en la industria automotriz podría dar lugar a pérdidas crediticias adicionales, principalmente debido a posibles efectos secundarios en los proveedores, creemos que las ganancias y los niveles de capital de los bancos de Europa central y oriental son lo suficientemente fuertes como para absorber el impacto financiero”, dijo.
Agregó que las interrupciones en el comercio global y la transición a los coches eléctricos podrían crear oportunidades para algunos países, como Hungría o Serbia, con importantes bancos chinos que monitorean activamente inversiones y oportunidades en la región.
Bajo el primer ministro Viktor Orbán, Hungría se ha convertido en un importante socio comercial e inversor para China, en contraste con otras naciones de la UE que están considerando volverse menos dependientes de la segunda economía más grande del mundo.
“ICBC estableció un banco en Austria en 2019 y desde allí operan en toda Europa central y oriental, al igual que otros bancos chinos con subsidiarias en la región,” dijo el analista de S&P, Cihan Duran, citando también a Bank of China y China Construction Bank como ejemplos.
“Hay un gran interés en Hungría como uno de los mayores mercados donde intentan asociarse con empresas chinas en Hungría, pero también con empresas húngaras que tienen asociaciones con inversiones y fondos chinos”.
(Reporte de Gergely Szakacs; Edición de Edwina Gibbs)