La Rep. Marjorie Taylor Greene (R-Ga.) ha puesto su precio para recular en su amenaza de convocar una votación sobre la destitución del presidente Mike Johnson.
En una reunión de casi dos horas ayer solicitada por Greene para explorar posibles salidas, la líder de MAGA y el aliado Rep. Thomas Massie (R-Ky.) enumeraron varias demandas políticas que están buscando antes de desistir de sus planes.
Incluyen, según personas familiarizadas con las conversaciones:
Ninguna ayuda adicional para Ucrania;
Un retorno a la “Regla de Hastert”, lo que significa que ninguna legislación se somete a votación sin el apoyo de la mayoría de la mayoría de la Cámara;
Eliminar la financiación de las investigaciones especiales del expresidente Donald Trump en los próximos presupuestos; y
Cumplimiento de la “Regla de Massie”, mediante la cual se recortan automáticamente los fondos gubernamentales en general si no se llega a un acuerdo superior antes de una fecha límite establecida.
Se reunirán nuevamente hoy a las 12:30 p. m. con la esperanza de encontrar una tregua. Los portavoces de Greene y Johnson se negaron a comentar sobre sus conversaciones, pero el presidente adoptó un tono conciliador después del encuentro de ayer, mostrando simpatía con Greene y prometiendo “mantener unido a este equipo”.
No obstante, queda claro que la presión por la unidad del partido republicano en un año electoral está afectando a Greene, quien está luchando contra sus colegas republicanos exasperados y la incredulidad del líder indiscutible del partido, Trump.
Johnson podría estar en posición de conceder al menos algunas de las peticiones de Greene. Dado que este Congreso ha terminado efectivamente de aprobar controvertidas medidas imprescindibles, como financiar al gobierno, aumentar el límite de deuda y extender las autorizaciones de vigilancia, Johnson probablemente pueda apegarse a la Regla de Hastert (llamada así por el ex presidente, ahora desacreditado, Dennis Hastert).
Los demócratas acordaron una versión de la Regla de Massie durante las negociaciones presupuestarias del año pasado con el entonces presidente Kevin McCarthy, por lo que Johnson probablemente también podría adoptarla.
En cuanto a Ucrania, el Congreso acaba de enviar $60 mil millones a Kyiv en ayuda, suficiente para durar todo el año según la mayoría de las estimaciones, aunque Greene también podría querer eliminar una esperada autorización de ayuda de nueve cifras en el proyecto de ley de política de defensa anual del Pentágono que se espera que se apruebe más tarde este año.
Pero eliminar las investigaciones de Jack Smith sobre Trump como consejero especial podría ser mucho más complicado. Los republicanos de primera línea en el pasado se han resistido a tales demandas, por no mencionar a los demócratas. Si Greene espera que Johnson ponga resistencia en una muy esperada continuación de la resolución en septiembre, eso sería una receta para un cierre federal justo semanas antes de la elección.
Los dos lados aún no tienen un acuerdo, y tal vez nunca lo logren, pero está claro que las tensiones están disminuyendo. Una solución de entendimiento, después de todo, es del interés de ambas partes: le ahorraría a Johnson una votación arriesgada en la que estaría contando con la generosidad de los demócratas para salvar su martillo.
Y para Greene, su relación con Trump y su círculo cercano está en juego, nos dicen. El ex presidente “no podría haber sido más claro”, dijo anoche una persona cercana a él, al señalar que no está interesado en más drama intrapartidista en esta temporada electoral.
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