Walus se mudó de Polonia a Sudáfrica en 1981 y se le otorgó la ciudadanía, la cual fue revocada después de su condena por asesinato. Fue inicialmente sentenciado a muerte, junto con su coacusado Clive Derby-Lewis, pero la pena fue conmutada a cadena perpetua después de que Sudáfrica aboliera la pena de muerte. Él le dijo a la Comisión de Verdad y Reconciliación, tribunal externo en 1997, que había matado a Hani para “sumir al país en un estado de caos que permitiera a la derecha tomar el poder”. Walus agregó que sus experiencias bajo la Polonia comunista contribuyeron a su decisión de asesinar a Hani. En ese momento, muchos temían que el asesinato de Hani desencadenara una guerra racial. Algunos dicen que casi frustró la transición de Sudáfrica a la democracia. El secretario general del ANC, Fikile Mbalula, dijo en una conferencia de prensa que Walus había “privado a Sudáfrica de uno de sus más grandes líderes”. Añadió que su deportación sin una “confesión completa de sus acciones y conspiraciones es una injusticia”. Mbalula pidió una investigación exhaustiva sobre el asesinato para “exponer el alcance total del crimen”. El Partido Comunista Sudafricano ha hecho eco de los mismos sentimientos. Walus se ha convertido en una figura infame para los espacios de extrema derecha en Polonia. Su rostro ha sido impreso en bufandas, camisetas y carteles. Esta mercancía incluso se ha vendido en Sudáfrica. Un periodista que entrevistó a Walus para un libro dijo que los extremistas en el país lo veían como “la gran esperanza de la raza blanca”. Walus nunca ha expresado remordimiento por la muerte de Hani.
