Las trabajadoras sexuales de Bélgica reciben licencia de maternidad y pensiones bajo una ley pionera a nivel mundial.

La decisión de Bélgica de cambiar la ley fue el resultado de meses de protestas en 2022, provocadas por la falta de apoyo estatal durante la pandemia del Covid.

Una de las personas a la vanguardia era Victoria, presidenta de la Unión Belga de Trabajadoras Sexuales (UTSOPI) y anteriormente una acompañante durante 12 años.

Para ella, era una lucha personal. Victoria considera la prostitución como un servicio social, con el sexo siendo solo aproximadamente el 10 % de lo que hace.

“Es darle atención a las personas, escuchar sus historias, comer pastel con ellas, bailar música de vals”, explica. “En última instancia, se trata de soledad.”

Pero la ilegalidad de su trabajo antes de 2022 planteó desafíos significativos. Trabajaba en condiciones inseguras, sin elección sobre sus clientes y su agencia se llevaba una gran parte de sus ganancias.

De hecho, Victoria dice que fue violada por un cliente que se había obsesionado con ella.

Fue a una comisaría, donde dice que la agente femenina fue “tan dura” con ella.

“Me dijo que las trabajadoras sexuales no pueden ser violadas. Me hizo sentir que era mi culpa, porque yo hacía ese trabajo.” Victoria salió de la comisaría llorando.

Cada trabajadora sexual a la que hablamos nos dijo que en algún momento habían sido presionadas para hacer algo en contra de su voluntad.

Por eso, Victoria cree firmemente que esta nueva ley mejorará sus vidas.

“Si no hay ley y tu trabajo es ilegal, no hay protocolos para ayudarte. Esta ley les da a las personas las herramientas para hacernos más seguras.”

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