Haloti Kailahi, presidente del Consejo de las Islas del Pacífico del Territorio del Norte, dijo que cantidades increíbles de papeleo, límites de empleo de cuatro años, y el aislamiento sostenido de los miembros de la familia (que no son elegibles para venir con los trabajadores) eran “obstáculos significativos” que chocaban con la necesidad apremiante de habilidades y retención de empleados en áreas remotas.
Finalmente, el Sr. Kailahi dijo que la política de migración ha socavado los objetivos de empleo y minado una fuerza laboral del Pacífico muy capaz y culturalmente apta. “Cuido de comunidades remotas”, dijo. “El índice de rotación de personas que vienen de otros estados es tan horroroso. Ves a personas de las Islas del Pacífico, son un ajuste perfecto, pero están destinados a fracasar.”
La categorización de los trabajadores de PALM como de baja cualificación no tiene en cuenta sus habilidades interculturales y multilingües mucho más superiores, que son desesperadamente necesarias en localidades remotas, especialmente las comunidades indígenas, dijo el Sr. Kailahi. Esto, dijo, es el resultado de una política de migración que proviene de la “burbuja de Canberra”, no de las regiones que han acogido a trabajadores migrantes.
En resumen, dijo, tanto las necesidades de las comunidades como las de los migrantes son rutinariamente pasadas por alto.
Para Sinuti Leafu Moli, de 35 años, una trabajadora de PALM con sede en Alice Springs, las razones para dejar atrás a sus padres, pareja y cinco hijos en Samoa fueron puramente económicas: “En casa, no importa cuán bueno sea tu trabajo o tu posición, el dinero es un problema”.
Ella llegó al Territorio del Norte en 2021 para trabajar en un hotel Double Tree Hilton, donde rápidamente fue promocionada de asistente de alimentos y bebidas a gerente de compras y finanzas. Aunque el trabajo era bueno, la Sra. Moli dijo que extrañaba mucho su hogar y a menudo se sentía sola y asustada viviendo tan lejos de su familia.