El Chengdu J-20, también conocido como el “Poderoso Dragón”, un caza furtivo de quinta generación chino, ha sido objeto de escrutinio por sus capacidades de sigilo y la falta de compradores internacionales. A pesar de estar operativo dentro de la Fuerza Aérea del PLA desde 2017, con alrededor de 230 unidades construidas según informes, la efectividad del sigilo y la preparación para el combate del J-20 siguen siendo objeto de debate entre los analistas de defensa.
Contrario a la descripción de China del J-20 como un contrincante formidable para los cazas de quinta generación occidentales, se han planteado preocupaciones sobre su madurez tecnológica real. La aeronave, de mayor tamaño y con contornos pronunciados, podría no cumplir totalmente con los criterios de sigilo normalmente asociados con los cazas de quinta generación. Esta especulación se ve alimentada además por la exposición operativa limitada de la aeronave y la ausencia de participación en enfrentamientos internacionales, según un informe en EurAsian Times.
En comparación, el Rafale, un caza de cuarta generación y media con características de sigilo comprobadas, opera en múltiples fuerzas aéreas y ha participado en diversas zonas de combate. El posible enfrentamiento del J-20 contra el Rafale de la IAF, especialmente en un escenario que involucre a India y China, destaca la importancia de evaluar objetivamente las capacidades de cada aeronave, según el informe de EurAsia Times.
El J-20 cuenta con aviónica avanzada, incluido un sistema de radar AESA y una cabina de cristal moderna, diseñados para proporcionar conciencia situacional superior. También cuenta con una serie de bahías de armamento internas diseñadas para acomodar misiles de largo alcance y municiones guiadas de precisión. A pesar de estos avances, la dependencia de la tecnología de motores rusos y el desarrollo continuo de su motor WS-15 autóctono plantean dudas sobre su rendimiento y fiabilidad.
Además, el atractivo del mercado del J-20 sigue siendo limitado, sin ventas internacionales reportadas. Incluso aliados cercanos como Pakistán han mostrado poco interés, potencialmente debido al tamaño, costo y desafíos de desarrollo continuo de la aeronave. La falta de exposición al combate y la participación internacional en ejercicios aéreos aumenta la escepticismo en torno a la efectividad operativa del J-20.
En contraste, la historia operativa del Rafale, su avanzado conjunto de sensores y su desempeño comprobado en combate lo posicionan como un oponente formidable. El radar AESA del Rafale, motores confiables y sistemas integrados de guerra electrónica proporcionan una capacidad integral que ha sido probada en diversos entornos operativos.
A medida que continúa el debate sobre la clasificación del J-20 como un verdadero caza de quinta generación, el historial establecido del Rafale en la superioridad aérea y las capacidades multirol subrayan las ventajas de la tecnología comprobada y la flexibilidad operativa.
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