Por Conor Humphries
En el pequeño pueblo irlandés de Ballaghaderreen, una larga tradición de bienvenida a los inmigrantes se está desgastando gravemente antes de las elecciones generales de esta semana, las primeras en las que los principales partidos políticos del país compiten por ser los más duros con los migrantes.
Un país que durante mucho tiempo se ha enorgullecido de ser acogedor con los migrantes, Irlanda ha sido sacudida en los últimos dos años por disturbios antiinmigrantes en Dublín y protestas de base contra los alojamientos de refugiados en todo el país.
Un tema que era importante para solo el 1% de los votantes cuando comenzó la guerra de Ucrania a principios de 2022 alcanzó su punto máximo en mayo tras la llegada de más de 100,000 refugiados ucranianos, el mayor número per cápita en Europa Occidental, y un aumento en solicitantes de asilo, mostró una encuesta. Solo los problemas de vivienda y el costo de vida eran más altos.
“El tema de la inmigración… surgió casi de la nada. No era un problema hace tres, cuatro, cinco años”, dijo Claire Kerrane, portavoz de integración del partido de oposición Sinn Fein y legisladora de la zona de Ballaghaderreen en el oeste de Irlanda. “Todos se quedaron un poco sorprendidos”.
Kerrane hablaba en su oficina en la calle principal de Ballaghaderreen, un pueblo de 2,400 habitantes que tenía una población nacida en el extranjero del 39% en el censo de 2022, una cifra que probablemente ha aumentado desde entonces.
A principios de este mes, después de informes de un supuesto asalto involucrando a un no nacional, cientos de personas marcharon por la ciudad con velas exigiendo más recursos policiales.
La policía emitió un raro “aviso de desinformación” después de una oleada de publicaciones sobre el incidente en línea. Los lugareños rechazaron con enojo a activistas de extrema derecha de fuera de la ciudad que intentaron unirse a la marcha.
“Definitivamente hay un elemento de extrema derecha allí”, dijo Kerrane. “Y está más presente de lo que nunca estuvo”.
PROMESAS DEL MANIFIESTO
Los analistas han señalado que una postura relativamente suave sobre la inmigración ha sido un factor en el descenso del apoyo a Sinn Fein, un partido que hace un año era el claro favorito para liderar el próximo gobierno.
El manifiesto del partido de izquierda dice que se necesitan migrantes pero que la deportación debe aplicarse más estrictamente y los refugiados no deben ser enviados a áreas desfavorecidas. Se opone a la renovación de un estatus especial para los refugiados ucranianos, que vence en 2026.
El gobierno de coalición de centro-derecha de Fine Gael y Fianna Fail ya ha recortado beneficios para los migrantes y ambos partidos prometen medidas adicionales.
Casi de manera única en Europa, Irlanda no tiene presencia de extrema derecha en el parlamento y aunque hay más candidatos antiinmigrantes postulándose en las elecciones del 29 de noviembre, pocos, si es que alguno, se espera que sean elegidos.
Pero algunos políticos locales están repitiendo sus puntos de vista.
“La gente ha perdido el control de su propio pueblo. Y creo que están frustrados. Y algunos de ellos están desesperados”, dijo el candidato independiente Eugene Murphy. “Alguien necesita abordar la situación y manejarla con urgencia”.
HISTORIA DE INTEGRACIÓN
Los residentes cuentan la larga historia del pueblo de dar la bienvenida a los migrantes, desde la fábrica de carne halal en la década de 1980 que atrajo a carniceros pakistaníes hasta el apoyo a los refugiados sirios en 2017 que ganó al pueblo un premio nacional de “Comunidad del Año”.
Los activistas dicen que son las olas de inmigración posteriores, los europeos del este que llegaron desde Gran Bretaña después del Brexit, los refugiados ucranianos de la guerra y el reciente aumento de solicitantes de asilo, los que han preocupado a algunos.
Esto ha alimentado una campaña de locales por más servicios para la población adicional, desde médicos hasta plazas escolares y policía.
“Nos dieron largas de todas las maneras posibles”, dijo el concejal local Michéal Frain, quien ha ayudado a liderar la campaña pero ha sido contundente al rechazar la participación de la extrema derecha.
Aunque los servicios han comenzado a mejorar recientemente, el daño a las relaciones comunitarias ya está hecho. “Los errores que se cometieron aquí ahora se están cometiendo en otras partes del país”.
De alrededor de una docena de lugareños cuestionados en la calle principal durante una tarde ocupada de lunes, la mayoría dijo que simpatizaba en general con los migrantes, pero que la provisión de servicios era un problema importante.
“Conozco a personas que vienen de Ucrania y de Siria, han venido de lugares difíciles y te gustaría ayudarlos, pero hay un límite para lo que puedes hacer”, dijo Michael Mulligan, quien dirige una ferretería en la plaza principal.
Algunos migrantes que compraban dijeron que todavía encontraban la ciudad acogedora, pero otros dijeron que últimamente se habían vuelto más nerviosos.
“Si alguien dice que no hay racismo, eso es una gran mentira”, dijo Sajjad Hussain, un activista comunitario de Pakistán que lleva más de 20 años en Ballaghaderreen y dirige Saj’s Barber Shop en la calle principal. “Nunca lo había visto tan mal en mi vida”.
Aunque solo una pequeña fracción de los residentes son abiertamente antiinmigrantes, Hussain dice que percibe un peligroso cambio de actitud.
“No solo estoy preocupado por el pueblo, sino que también estoy preocupado por el país”, dijo.