La situación de seguridad nuclear en la planta de energía de Zaporizhzhia en Ucrania ocupada por Rusia está empeorando, dijo el jefe del organismo de control nuclear de la ONU, luego de un ataque con drones cerca del perímetro del sitio.
Rafael Grossi, jefe de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), dijo que permanecía “extremadamente preocupado” y pidió “máxima restricción de todas las partes” para proteger la planta.
La agencia dijo que el impacto del ataque fue en una carretera justo fuera de la instalación, cerca de estanques de riego de agua esenciales y a unos 100 m de la única línea de alta tensión restante.
La planta fue tomada por las fuerzas rusas al principio de la guerra y ha sido objeto de ataques repetidos que ambos bandos se han culpado mutuamente.
La semana pasada, Kiev y Moscú se culparon mutuamente después de que se incendiara una de las torres de enfriamiento de la planta.
La AIEA no dijo quién llevó a cabo el ataque del sábado, pero su equipo estacionado en Zaporizhzhia dijo que el daño parecía haber sido causado por un dron con explosivos.
“El equipo ha escuchado explosiones frecuentes, fuego repetitivo de ametralladoras y fusiles pesados y artillería a diversas distancias de la planta”, dijo la agencia en un comunicado.
La planta no ha producido energía en más de dos años y los seis reactores han estado apagados en frío desde abril.
Rusia lanzó una invasión a gran escala de su vecino en febrero de 2022 y ha estado haciendo lentos avances recientemente en la toma de más territorio en el este de Ucrania.
Sin embargo, se sorprendió cuando las tropas ucranianas penetraron en su región de Kursk, donde han estado consolidando posiciones durante casi dos semanas.
Miles de rusos han sido evacuados de la zona.
El domingo, el jefe de la fuerza aérea ucraniana, Mykola Oleshchuk, dijo que sus fuerzas destruyeron un segundo puente en la región de Kursk “privando al enemigo de sus capacidades logísticas”.
A principios de esta semana, Ucrania destruyó un puente sobre el río Seym que había sido utilizado por el Kremlin para abastecer a sus tropas.
Es la primera vez que tropas extranjeras han estado en suelo ruso desde la Segunda Guerra Mundial.
