La agencia de la ONU que proporciona ayuda a los palestinos ha sido una línea vital en la Franja de Gaza durante generaciones, y fue motivo de controversia con Israel mucho antes de que algunos empleados de la agencia fueran acusados de participar en el ataque a Israel del 7 de octubre liderado por Hamas.
La alegación, hecha por Israel, es un golpe serio a la reputación de la Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina, conocida generalmente como UNRWA. La afirmación fue actuada tanto por las Naciones Unidas, que dijo el viernes que había despedido a los trabajadores acusados y estaba investigando, y por los Estados Unidos, que dijo que estaba suspendiendo parte del financiamiento para la agencia.
Veamos más de cerca la organización y su trabajo.
UNRWA proporciona una variedad de servicios sociales para las personas registradas como refugiados palestinos en las guerras que rodearon la formación de Israel, y para sus descendientes en Gaza, Cisjordania, Jordania, Líbano y Siria.
La agencia es especialmente evidente en Gaza, donde la mayoría de la población de más de dos millones de personas está registrada como refugiados. Gaza ha estado bajo un prolongado bloqueo israelí, y Hamas, considerado un grupo terrorista por gran parte del mundo, ejerce control. Ningún gobierno toma ni siquiera una responsabilidad parcial para gobernar el territorio, y la Autoridad Palestina, que ejerce poderes limitados en Cisjordania, fue efectivamente expulsada de Gaza en una lucha de poder en 2007 con Hamas.
UNRWA construye y opera escuelas, clínicas médicas, refugios y parques por todo el territorio. Proporciona alimentos, asistencia de vivienda y préstamos de emergencia e incluso supervisa la recolección de basura. Es uno de los mayores empleadores en Gaza, con 13,000 trabajadores, la mayoría palestinos, una rareza en un enclave donde casi la mitad de los adultos está desempleado.
“Esencialmente, durante las últimas décadas hemos estado operando un gobierno paralelo en Gaza,” dijo Héctor Sharp, jefe de la oficina legal de la agencia, en una entrevista en octubre.
Las acusaciones contra UNRWA no están del todo claras.
Los funcionarios de la ONU y de Estados Unidos se refirieron a afirmaciones de que algunos empleados de UNRWA podrían haber estado “involucrados” en los ataques del 7 de octubre, pero no especificaron esa participación o si incluía alguno de los peores atrocidades cometidas ese día.
El Departamento de Estado mencionó a 12 empleados acusados y despedidos — UNRWA no ofreció un número — pero no está claro qué tipo de trabajo hacían o cuán altos eran. Tampoco está claro si las investigaciones arrojarán más acusaciones de este tipo.
Israel ha acusado desde hace mucho tiempo a UNRWA de operar en colusión con Hamas, ayudándolo a adoctrinar a los gazatíes con propaganda anti-israelí, y haciendo la vista gorda a los militantes de Hamas que disparan cohetes a Israel y que operan una vasta red de túneles en el territorio.
Hamas supervisa la poca administración pública civil que existe en Gaza, por lo que las personas y agencias bajo su control interactúan inevitablemente con la agencia, pero el alcance y la naturaleza de esa cooperación han sido objeto de muchas afirmaciones contrapuestas.
Israel también se opone a etiquetar como refugiados a aquellos nacidos fuera de Israel.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha ido tan lejos como culpar a la agencia de perpetuar en lugar de aliviar la situación de los palestinos y ha pedido a las Naciones Unidas que la disuelvan.
Los funcionarios israelíes han acusado desde hace mucho tiempo que las naciones árabes “quieren que el problema de los refugiados palestinos permanezca sin resolverse, para que haya un recordatorio constante de la tragedia palestina,” dijo Ahron Bregman, profesor de la Facultad de Estudios Profesionales Superiores de King’s College London que se especializa en el conflicto árabe-israelí. “UNRWA, desde el punto de vista de los israelíes, es una herramienta para mantener el problema de los refugiados palestinos sin resolver.”
Pero algunos expertos dicen que a pesar de los comentarios públicos hostiles, Israel, que ocupó Gaza de 1967 al 2005, ha necesitado de la agencia para proporcionar estabilidad allí. “Tras bambalinas, Israel a menudo ha favorecido el trabajo de UNRWA”, dijo Anne Irfan, una experta en derechos de los refugiados palestinos en el University College London.
UNRWA se estableció en 1949 para ayudar a unos 700,000 palestinos que huyeron o fueron expulsados de Israel durante las guerras que rodearon su creación y que les prohibieron regresar.
Muchos se establecieron en campos de refugiados que la agencia ayudó a crear, que desde entonces se han convertido en áreas urbanas principalmente empobrecidas.
Los palestinos son el único grupo de refugiados cuyo apoyo no está enmarcado bajo el mandato mundial de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.
UNRWA está financiada casi enteramente por donaciones voluntarias de los estados miembros de la ONU, con los Estados Unidos y los países de la Unión Europea que proporcionan la mayor parte de la financiación.
La agencia, que ha dicho que escaseaba de fondos incluso antes de que comenzara la guerra actual, ha apelado por una gran inyección de dinero para manejar la necesidad adicional.
Desde que Israel comenzó su campaña de bombardeos e invasión terrestre en represalia por el ataque del 7 de octubre, UNRWA ha asumido la responsabilidad primaria de tratar de albergar a los gazatíes desplazados de sus hogares, que ahora son casi el 90 por ciento de la población.
La agencia ha convertido sus escuelas, clínicas y oficinas en refugios de emergencia que se han vuelto demasiado abarrotados, y también ha configurado campamentos de tiendas de campaña. También ha estado ampliamente involucrada en la distribución de entregas de alimentos, agua y medicamentos desesperadamente necesarios.
También ha compartido el sufrimiento de la gente en Gaza, donde el ministerio de salud dice que más de 25,000 personas han muerto en la guerra. La agencia dice que 152 de sus empleados se encuentran entre los fallecidos y que 141 de sus instalaciones han sido dañadas o destruidas.
Megan Specia y Ben Hubbard contribuyeron a este reportaje.
— Monika Pronczuk y Richard Pérez-Peña