Un funcionario de la ONU debe devolver $63,6 millones después de perder dicha cantidad de fondos de la organización al confiarlos a una persona que conoció en una fiesta, según documentos judiciales.
La ONU busca imponer una enorme multa económica al exfuncionario, Vitaly Vanshelboim, quien solía ser el segundo al mando en la agencia logística de la ONU. Esta es una secuela de un escándalo revelado por The New York Times el año pasado. Funcionarios de la agencia habían acumulado millones cobrando de más a gobiernos y otras agencias de la ONU por trabajos de construcción. Posteriormente invirtieron alrededor de $60 millones en empresas vinculadas a un empresario británico llamado David Kendrick, a pesar de advertencias internas.
Las inversiones estaban destinadas a proyectos de energías renovables y viviendas, pero los informes de auditoría de la ONU indicaron que las cosas salieron mal. La ONU solo logró recuperar alrededor del 10 por ciento de su inversión.
Horas después de que The New York Times publicara los desastrosos resultados de las inversiones, el entonces jefe de Vanshelboim, Grete Faremo, renunció. Vanshelboim fue despedido por la ONU en enero después de una investigación interna y se le ordenó devolver $63,626,806 de forma personal, además de una multa equivalente al salario de un año.
Vanshelboim ha pedido al sistema judicial interno de la ONU que anule su despido, la multa y la orden de devolver los fondos. El caso se escuchará a principios del próximo año. Ha pedido al sistema judicial interno de la ONU que anule su despido, la multa y la orden de devolver los fondos. El caso se escuchará en una audiencia virtual el próximo año.
El empresario, el Sr. Kendrick, ha negado haber actuado mal. Un abogado de Kendrick dijo que sus empresas todavía están trabajando en los proyectos financiados por la ONU y que se ha avanzado significativamente con los mismos.
Un portavoz del Secretario General de la ONU, António Guterres, declinó hacer comentarios sobre el caso.
Un informe de la firma de contabilidad KPMG encargado por la ONU el año pasado culpó parcialmente a las malas inversiones en una “cultura de miedo”.
“Mucho de este caso no es público. Los documentos disponibles no dicen cómo la ONU calculó lo que Vanshelboim debe. Bajo las reglas de la ONU, los empleados que se consideren “deliberados, imprudentes o gravemente negligentes” pueden se obligados a reembolsar cualquier pérdida financiera sufrida por la organización debido a su comportamiento. En este caso, la oficina de Vanshelboim invirtió $60 millones, pero solo recibió $6,2 millones.
El Sr. Kendrick, ha negado cualquier mala conducta. Un abogado de Kendrick dijo que sus empresas todavía están trabajando en los proyectos financiados por la ONU y “se ha logrado progreso significativo”.
Un portavoz del Secretario General de la ONU, António Guterres, declinó hacer comentarios sobre el caso, citando la disputa interna y lo que él dijo eran investigaciones criminales en Dinamarca y Finlandia, lugares donde se manejaron las inversiones de la ONU.