Myanmar atraviesa una situación crítica: desde hace más de tres años, las ciudades más grandes del país se encuentran bajo el constante control de la junta militar. Los ciudadanos evitan cruzarse con los soldados que patrullan las calles y una creciente sensación de miedo ha invadido el país.
El régimen anunció que invocaría una ley con varias décadas de antigüedad para comenzar a reclutar a jóvenes hacia el servicio militar, provocando alarma generalizada en todo el país.
Con el trasfondo de un creciente conflicto insurgente por parte de grupos rebeldes pro-democráticos y étnicos, las fuerzas del régimen se han visto disminuidas. Esta medida sugiere que la junta está en un estado defensivo y desesperado.
Mientras los rebeldes representan el desafío más vasto que el régimen ha enfrentado, aún queda por ver si serán capaces de derrocar al ejército, que ha silenciado numerosos alzamientos regionales en las últimas décadas.
El martes, se reportaron casos en todo el país de soldados que se llevaron a jóvenes durante la noche. Incluso antes de anunciar la conscripción, el ejército ya era conocido por secuestrar a jóvenes y obligarlos a servir.
Críticos del régimen señalaron que lo más probable es que los nuevos reclutas no reciban armas, sino que sean forzados a servir como porteadores, llevando suministros y municiones al campo de batalla.
La junta anunció el inicio de la conscripción el sábado, citando una ley que ha estado en vigor desde 1959 pero nunca se utilizó durante el medio siglo previo de dominio militar. Según el anuncio, los hombres de entre 18 y 35 años y mujeres de entre 18 y 27 podrían ser requeridos a servir al menos dos años.
La orden también establece que cualquier persona que se niegue a servir podría enfrentar hasta cinco años de prisión. En respuesta, varios jóvenes dijeron que harían todo lo posible por evitar el reclutamiento, incluyendo unirse a las fuerzas rebeldes para luchar contra el régimen.