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La Reserva Federal está considerando “cambios significativos” en sus pruebas de estrés anuales para los grandes bancos de Estados Unidos que reducirían la volatilidad de los resultados de las pruebas y harían que el proceso sea más transparente.
La Fed no proporcionó una cuenta detallada de los cambios pero dijo que podrían modificar los modelos que calculan pérdidas hipotéticas para los bancos, promediando los resultados durante dos años para disminuir el riesgo de grandes fluctuaciones de un año a otro, y permitir que el público comente sobre escenarios hipotéticos cada año antes de que se finalicen.
La Fed dijo que el objetivo de los cambios no era “afectar materialmente los niveles de capital en general”.
“El marco de la ley administrativa ha cambiado significativamente en los últimos años”, dijo la Fed en un comunicado. “La junta analizó la prueba de estrés actual a la luz del panorama legal en evolución y determinó modificar la prueba en aspectos importantes para mejorar su resiliencia”.
La Fed dijo que la revisión respondía a cambios recientes en el marco de la ley administrativa, que fue trastocado a principios de este año por la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos de revertir lo que se conocía como “deferencia Chevron”. La sentencia limitó la libertad de acción de las agencias federales para elaborar reglas y regulaciones.
La transparencia de la prueba y los resultados desiguales han sido áreas de frustración para la industria bancaria. El Instituto de Política Bancaria, un grupo de presión de la industria, recibió con agrado el anuncio de la Fed como un paso hacia la “transparencia y la rendición de cuentas”.
La prueba de estrés es un ejercicio anual para los mayores bancos de Estados Unidos, incluidos JPMorgan Chase y Goldman Sachs. Sus negocios se someten a una serie de escenarios apocalípticos para calcular el requisito de capital adecuado para cada prestamista. El capital se utiliza para absorber posibles pérdidas.
La prueba fue vital para restaurar la confianza en el sector bancario tras la crisis financiera de 2008. Sin embargo, en los últimos años ha perdido gran parte de su dramatismo, ya que los bancos generalmente salen fácilmente de los escenarios hipotéticos con suficiente capital. Los ejecutivos de los bancos también han criticado las pruebas por ser demasiado opacas y producir resultados demasiado volátiles.
A principios de este año, Goldman se convirtió en el primer banco de Estados Unidos en desafiar con éxito a la Fed en sus pruebas de estrés y obtener una reducción en sus requisitos de capital como resultado.
Los cambios en la prueba de estrés podrían terminar siendo otra victoria para la industria bancaria, que ya está esperando una implementación menos onerosa de las llamadas reglas de capital de final de juego de Basilea III en un segundo mandato de Trump.
El plan inicial para las reformas de Basilea fue anunciado el año pasado por el vicepresidente de la Fed, Michael Barr, pero se redujo en respuesta a la resistencia de la industria bancaria. Su resultado final será influenciado por la próxima administración de Trump.