La caída del plan de gasto del presidente de la Cámara, Mike Johnson, ilustra una lección dolorosa que otros políticos ya han aprendido: La lealtad absoluta a Donald Trump es una calle de sentido único. Mientras EE.UU. se tambalea al borde de un cierre del gobierno, los republicanos amargamente divididos luchan por encontrar un camino a seguir y el puesto de Johnson está en las manos volátiles de Trump. Múltiples conservadores de la Cámara, así como asesores de Trump y otras personas cercanas al presidente entrante, indican que la permanencia de Johnson en la presidencia de la cámara está lejos de ser estable justo cuando los republicanos se disponen a tomar el control de la Cámara, el Senado y la Casa Blanca. Un asesor de Trump, que prefirió mantener el anonimato para hablar con franqueza, dijo que Johnson podría salvar la relación “haciendo lo que Trump quiere”. Pero otro dijo que Trump no lo estaba “protegiendo” y no dejarse engañar por los elogios públicos del presidente electo.
