La última ronda en la rivalidad más peligrosa de la región parece haber terminado, al menos por ahora.
Israel aún no ha reconocido oficialmente que el ataque en Irán en las primeras horas del viernes por la mañana fue obra suya.
Mientras tanto, los líderes militares y políticos de Irán han minimizado, desestimado e incluso burlado que algo de consecuencia haya sucedido.
Los relatos sobre qué tipo de armamento se desplegó el viernes y cuánto daño se causó siguen siendo contradictorios e incompletos.
Los funcionarios estadounidenses hablan de un ataque con misiles, pero los funcionarios iraníes dicen que los ataques, en la provincia central de Isfahan y en el noroeste de Tabriz, fueron causados por pequeños drones explosivos.
Pero estos simples cuadricópteros son la firma de Israel: los ha desplegado una y otra vez en sus años de operaciones encubiertas dentro de Irán.
Esta vez, su objetivo principal fue la afamada provincia central de Isfahan, celebrada por su impresionante herencia islámica.
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