El jueves, ataques aéreos afectaron a una ciudad fronteriza del sur de Gaza, atestada de civiles, un día después de que el primer ministro Benjamin Netanyahu denunciara una propuesta de alto el fuego por parte de Hamas y señalara que el ejército israelí se estaba preparando para moverse a la zona.
Los ataques a dos casas en Rafah mataron e hirieron a varias personas, según agencias de noticias palestinas, y aumentaron el temor entre los más de un millón de palestinos que han buscado refugio en la ciudad, ya que el ejército israelí ha advertido repetidamente que planea avanzar hacia el sur en su invasión terrestre.
“No hay a dónde se pueda escapar”, dijo Fathi Abu Snema, un padre de cinco hijos de 45 años que ha estado viviendo en una escuela dirigida por las Naciones Unidas en Rafah durante casi cuatro meses. “Todo el mundo de otras partes de Gaza terminó en Rafah. No sé a dónde ir”.
Los ataques ocurrieron un día después de que el señor Netanyahu rechazara una propuesta de alto el fuego de Hamas que pedía a Israel retirarse de Gaza, respetar un alto el fuego a largo plazo y liberar a palestinos detenidos en cárceles israelíes a cambio de la liberación de los israelíes restantes secuestrados durante el ataque liderado por Hamas el 7 de octubre.
El señor Netanyahu dijo que las demandas de Hamas eran “absurdas” y que aceptarlas solo invitaría a más ataques a Israel. Afirmó que no había “ninguna solución excepto la victoria total” y que se había ordenado al ejército prepararse para moverse a Rafah, en la frontera con Egipto, que llamó uno de los “últimos bastiones restantes de Hamas”
En una conferencia de prensa en Washington el jueves, Vedant Patel, portavoz del Departamento de Estado, manifestó su preocupación por la perspectiva de una incursión militar israelí en Rafah. “Todavía no hemos visto ninguna evidencia de una planificación seria para tal operación”, dijo.
El Sr. Patel afirmó que “llevar a cabo tal operación en este momento, sin planificación y poca reflexión” sería “un desastre”.
Mientras el las Naciones Unidas también advirtieron sobre las consecuencias devastadoras de una expansión de la ofensiva militar israelí, líderes israelíes y funcionarios de Hamas dijeron el jueves que todavía estaban abiertos a más negociaciones para detener los combates.
“Hay un acuerdo entre los miembros de la coalición gobernante, y en particular entre miembros individuales del gobierno, de que sí es necesario recuperar a los rehenes y llegar a un acuerdo”, dijo Miki Zohar, un ministro del gobierno israelí, en una entrevista radial el jueves por la mañana.
“Pero no a cualquier precio”, dijo el Sr. Zohar. “Por ejemplo, no estarán de acuerdo con detener la guerra”.
Hamas dijo en un comunicado que una delegación encabezada por uno de sus altos funcionarios, Khalil al-Hayya, había llegado el jueves a El Cairo para participar en conversaciones de alto el fuego con mediadores.
Funcionarios israelíes han dicho que no estaban dispuestos a aceptar otra oferta que pida la retirada de sus fuerzas de Gaza y deje a Hamas en el poder.
“La total retirada de las fuerzas israelíes y el fin de esta guerra no son, por supuesto, una opción”, dijo un portavoz del gobierno israelí, Eylon Levy, el jueves. “Hamas estaba pidiendo una capitulación completa que lo dejaría libre y con el coraje de cometer otra masacre”.
Aun así, los líderes israelíes concluyeron que todavía había espacio para la discusión si la propuesta que Hamas ofreció esta semana fue en la naturaleza de una oferta inicial, según dos funcionarios del gobierno que hablaron bajo condición de anonimato para discutir un asunto sensible.
Nadav Shtrauchler, un analista político que fue una vez estratega de medios del Sr. Netanyahu, dijo que aunque el primer ministro había rechazado la oferta, dejó abierta una posibilidad.
“La puerta se ha cerrado, pero la ventana todavía está abierta, no para ese trato, que no pudo aceptar, sino para un trato diferente”, dijo el Sr. Shtrauchler.
Grupos de ayuda y las Naciones Unidas han advertido repetidamente que un avance en Rafah sería devastador, ya que la ciudad ahora es hogar de más de la mitad de los 2.3 millones de habitantes de Gaza, muchos de los cuales viven en tiendas de campaña improvisadas después de mudarse varias veces en busca de seguridad.
El ejército israelí no hizo ningún anuncio formal sobre los ataques del jueves y se negó a comentar si señalaban el inicio de una ofensiva terrestre, diciendo que no discute “actividad operativa”.
Una ofensiva militar en Rafah “aumentaría exponencialmente lo que ya es una pesadilla humanitaria, con consecuencias regionales incalculables”, dijo el secretario general de la ONU, António Guterres, a la Asamblea General el miércoles.
El ministerio de salud de Gaza dijo que más de 100 personas habían muerto en el territorio en las últimas 24 horas. Más de 27,000 personas han muerto en Gaza durante la guerra de cuatro meses, dicen las autoridades sanitarias. Alrededor de 1,200 personas murieron en el ataque liderado por Hamas el 7 de octubre, según los israelíes.
El Consejo Noruego para Refugiados, una agencia de ayuda, advirtió que un asalto militar israelí a gran escala en Rafah y sus alrededores provocaría más muertes de civiles y correría el riesgo de detener el goteo de ayuda humanitaria que está ingresando a Rafah desde Egipto.
“Una escalada de hostilidades podría convertir a Rafah en una zona de derramamiento de sangre y destrucción de la que la gente no podrá escapar”, dijo Angelita Caredda, directora regional de Oriente Medio y África del Norte. “Las condiciones en Rafah ya son terribles”.
Algunos funcionarios israelíes y estadounidenses han cuestionado qué tan cerca está Israel de lograr su objetivo de derrotar a Hamas.
Funcionarios de inteligencia de Estados Unidos dijeron al Congreso esta semana que Israel había degradado las capacidades de lucha de Hamas pero que no estaba cerca de eliminar al grupo, dijeron funcionarios estadounidenses. Esa evaluación parecía contradecir la declaración del Sr. Netanyahu el miércoles de que la victoria estaba “al alcance”.
La cobertura fue contribuida por Abu Bakr Bashir, Julian E. Barnes y Edward Wong.