Los iraquíes han conocido el sabor amargo de la guerra de manera tan íntima y frecuente en los últimos 40 años que dicen que pueden sentir visceralmente el sufrimiento de los palestinos en Gaza. Recuerdan el temido silbido de un proyectil antes del impacto, el miedo a un golpe en la puerta que traiga noticias de la pérdida de un ser querido, el hedor de la sangre secándose en el concreto.
Esta fue la vida diaria para muchos iraquíes durante años, ya que una lucha insurgente contra la ocupación estadounidense y una guerra civil entre musulmanes suníes y chiíes trajeron destrucción y muerte a sus vecindarios, destrozaron familias y dejaron atrás innumerables viudas y huérfanos.
Esas memorias inicialmente llevaron a miles de personas a unirse a manifestaciones en las calles de las ciudades de Iraq para mostrar su solidaridad con la causa palestina. Pero a medida que la guerra en Gaza continuaba, esas muestras de apoyo se desvanecieron.
“Quieres ayudar”, dijo Yasmine Salih, una estudiante de odontología de 25 años, refiriéndose a la situación de los palestinos en Gaza, “pero no puedes porque tu propio cubo de problemas está lleno”.
En 20 entrevistas en barrios suníes, chiíes y mixtos de Bagdad, así como en conversaciones con científicos políticos y encuestadores, queda claro que los iraquíes sienten una profunda simpatía por los palestinos. Sin embargo, muchas de esas mismas personas todavía se sienten abrumadas por las secuelas de los conflictos propios de Iraq.
“Muchos iraquíes se resisten a la idea de interferir directamente en esta guerra, y la razón es que han tenido suficientes guerras y no quieren involucrarse en una más”, dijo Munqith Dagher, un encuestador iraquí, ahora radicado en Jordania. “Han sufrido mucho”.
Por lo tanto, a pesar de que tienen simpatía con los palestinos, muchos iraquíes prefieren concentrarse en sus propios problemas antes de involucrarse en el conflicto en Gaza.