Los Guardianes de la Revolución de Irán lanzaron un ataque con misiles contra lo que llamaron “grupos terroristas anti-iraníes” en una ciudad del norte de Iraq, desencadenando explosiones y sirenas, incluida en el Consulado Americano, alrededor de la medianoche del martes.
El ataque en la ciudad de Erbil mató al menos a cuatro civiles, según el Consejo de Seguridad Regional de Kurdistán en Iraq, y el tráfico aéreo fue desviado brevemente, según funcionarios.
Un ataque separado con misiles balísticos alcanzó objetivos en Siria relacionados con el Estado Islámico, dijeron los Guardianes.
Un comunicado de los Guardianes de la Revolución dijo que el ataque con misiles en Erbil tenía como objetivo “la destrucción de sedes de espionaje y lugares que usan grupos terroristas anti-iraníes” para planear un ataque suicida en Kerman, Irán, que mató a 86 personas este mes en una procesión conmemorativa del mayor general Qassim Suleimani. Los Guardianes también citaron un asalto en diciembre a una comisaría de policía en Rask, Irán, que mató al menos a 11 agentes.
Algunos líderes iraníes parecieron culpar inicialmente a Israel por el ataque en el memorial de Suleimani, aunque el Estado Islámico reivindicó la responsabilidad. En un comunicado posterior el martes, los Guardianes de la Revolución parecieron volver a la narrativa que culpaba a Israel, diciendo que el objetivo en Erbil había sido la sede local del Mossad, la agencia de espionaje de Israel. Israel no respondió de inmediato.
Los ataques en el memorial y en la estación de policía se vieron como señales de la vulnerabilidad de Irán a la infiltración de grupos extremistas a pesar de su formidable servicio de inteligencia y capacidades policiales.
Los ataques directos por parte del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, aunque no son nuevos, han sido mucho menos frecuentes que los realizados por los representantes de Irán. Esos grupos militantes han lanzado al menos 130 ataques contra instalaciones estadounidenses en Iraq y Siria desde que comenzó la guerra en la Franja de Gaza en octubre, después de que Hamas liderara un ataque en el sur de Israel que, según funcionarios israelíes, mató a 1.200 personas. Israel respondió bombardeando la franja, matando a más de 23.000 personas y desplazando a millones, según funcionarios de salud de Gaza.
Varias de las explosiones del martes temprano ocurrieron cerca de donde se está construyendo un nuevo consulado de EE. UU. en Erbil, y varias otras explosiones ocurrieron cerca del aeropuerto de Erbil. Un funcionario estadounidense dijo: “No se vieron afectadas las instalaciones de EE. UU. No estamos rastreando daños a la infraestructura o lesiones en este momento”.
Erbil es la capital de la región del Kurdistán de Iraq y es su ciudad más poblada. El consejo de seguridad de la región kurda pidió a la comunidad internacional que condene el ataque iraní, que describió como “una violación flagrante de la soberanía de la región del Kurdistán y de Iraq y del gobierno federal”.
En un comunicado, el consejo dijo que “Erbil es una región estable y nunca ha sido una amenaza para ninguna parte”, agregando: “La Guardia Revolucionaria dijo que el ataque apuntó a varios sitios de grupos opositores iraníes. Desafortunadamente, siempre usan excusas infundadas para atacar Erbil.”
Kifah Mahmood, ex asesor de medios de Massoud Barzani, el líder retirado de larga data del Kurdistán, dijo que los Guardianes de la Revolución habían estado tratando de “encubrir su propia falla de seguridad” en Kerman al organizar un ataque de represalia. “Pero desafortunadamente,” dijo, “los misiles cayeron sobre civiles y mataron a algunos e hirieron a otros.”
Los ataques se produjeron mientras los grupos vinculados a Irán han estado atacando bases y campamentos estadounidenses en Iraq y Siria, y grupos proxy iraníes como los militantes hutíes en Yemen han estado atacando barcos comerciales en el Mar Rojo en medio de la guerra de Israel contra Hamas, el grupo que controla partes de la Franja de Gaza. Según los hutíes, actúan en solidaridad con los palestinos en Gaza.
Estos ataques han aumentado las tensiones en Medio Oriente, así como han elevado el riesgo de que una situación ya peligrosa se convierta en una violencia regional aún mayor.
Falih Hassan contribuyó desde Bagdad, y Eric Schmitt desde Washington.