Las aguas de inundación en Brasil han tragado campos de soja y equipos agrícolas, cortando caminos, granjas de ganado y almacenes en el último evento climático extremo que golpeó a esta potencia agrícola.
El estado inundado de Rio Grande do Sul es una de las mayores regiones productoras de soja en Brasil, así como su principal zona de cultivo de arroz, y se espera que ambos cultivos sufran por las históricas inundaciones.
“En un año hemos sufrido una sequía y tres inundaciones, incluida ésta, que alcanzó niveles nunca antes vistos”, dijo Nilvo Bosa, presidente de una cooperativa local de pequeños agricultores.
“No tenemos forma de acceder a nuestros campos, que están bajo cuatro o cinco metros de agua”, dijo desde su casa en lo alto de una colina, reflexionando sobre los extensos daños provocados por las inundaciones que han convertido las calles en ríos y han dejado más de 100 muertos.
La región contaba con una cosecha récord de más de 22 millones de toneladas de soja este año, pero el clima extremo podría afectar hasta cinco millones de toneladas de la cosecha, dijo Luiz Fernando Gutierrez, analista de la consultora agropecuaria Safras & Mercado.
Antes de las lluvias, “una cuarta parte de los campos de soja quedaba por cosechar”, dijo.
“Parte de los cultivos se pudrirán y se perderán, otros tendrán rendimientos más bajos de lo esperado. Las áreas de almacenamiento también fueron probablemente afectadas”.
A pesar de que Brasil mantendrá su posición como el mayor productor mundial de soja, que se utiliza en la alimentación del ganado, se espera que las inundaciones afecten sus resultados esta temporada.
Ya se había pronosticado una disminución antes de las inundaciones, debido a las lluvias torrenciales previas y una sequía en el centro-oeste del inmenso país.