21 de noviembre de 1985: Tras la partida de Steve Jobs, Apple casi firma su sentencia de muerte al otorgar licencia del aspecto y la sensación del Macintosh a Microsoft.
El acuerdo, entre el cofundador de Microsoft, Bill Gates, y el CEO de Apple, John Sculley, llega poco después del lanzamiento del sistema operativo Windows. El pacto le da a Microsoft una “licencia no exclusiva, mundial, libre de regalías, perpetua, no transferible para usar [partes de la tecnología Mac] en programas de software presentes y futuros, y para otorgar licencias a y través de terceros para usarlas en sus programas de software.”
¡Ay, dios mío!
El desastroso trato de Apple con el diablo: Microsoft
El acuerdo Apple-Microsoft, ahora considerado desastroso, tuvo sentido (¡un poco!) en 1985. El Macintosh no había causado sensación en términos de ventas. Gates era un desarrollador de Apple en ese momento, con sus dos programas más exitosos siendo Excel y Word para Macintosh. Pensó que Apple debería adoptar lo que se convertiría en la estrategia de Windows de Microsoft, licenciando el sistema operativo Mac a terceros.
Apple se negó a hacer esto, creyendo que las empresas serias sobre el software también deberían construir su propio hardware. Como resultado, empresas como Digital Research comenzaron a construir clones de Mac. Apple logró luchar contra el desafío de Digital Research, pero Microsoft tenía más a su favor. Se podría argumentar que Apple necesitaba el software de Microsoft más de lo que Microsoft necesitaba el hardware de Apple.
Bajo el acuerdo, Microsoft acordó seguir desarrollando Word para Mac. La empresa también acordó retrasar la llegada de Excel para Windows hasta el 1 de octubre de 1986.
También se comprometería — en pantalla — a que “las pantallas visuales en [sus programas] son trabajos derivados de las pantallas visuales generadas por los programas de interfaz de usuario gráfica Lisa y Macintosh de Apple.” (Gates argumentó que Windows simplemente tomó prestada la misma interfaz gráfica de usuario de Xerox PARC que inspiró la interfaz de usuario amigable de Apple.)
El trato de Microsoft resulta malo para Apple
Este pacto entre Cupertino y Redmond resultó desastroso para Apple. Si bien produjo el efecto deseado de comprar una paz a corto plazo, sentó las bases para los problemas de Apple en la década de 1990. También allanó el camino para la posterior dominación de la industria del software por parte de Microsoft.
Las relaciones se agriaron un par de años después cuando llegó Windows 2.0, que se parecía mucho más a la interfaz de Macintosh que la versión original de Windows. Apple alegó que Microsoft copió ilegalmente 189 elementos de diseño diferentes. Sin embargo, el juez William Schwarzer dictaminó que la licencia existente entre Apple y Microsoft cubría los elementos de la interfaz en la nueva versión de Windows.