Las playas de Gaza ya no son para paseos de un día. Decenas de miles de personas ahora tienen que vivir en la costa, obligadas a abandonar sus hogares durante la guerra. En los últimos días han sido objeto de un nuevo tipo de asalto: ¡del invierno golpeando sus precarias viviendas improvisadas! “Ya no queda nada en la carpa: ni colchones, ropa de cama, pan, todo fue tomado. El mar se lo llevó,” dice Mohammed al-Halabi, en Deir al-Balah. ¡Rescatamos a un bebe de dos meses que fue arrastrado al mar! Casi toda la población de los 2,3 millones de Gaza ahora está desplazada y nueve de cada diez de los que viven en refugios están en carpas, dice la ONU. Con las temperaturas cayendo en picado, muchas personas se han enfermado. Ha habido inundaciones de agua de lluvia y aguas residuales. “Los pies de mis hijos, sus cabezas—todo está congelado,” Shaima Issa le dice a la BBC en Khan Younis. “Mi hija tiene fiebre por el frío. Básicamente estamos viviendo en las calles, rodeados de trozos de tela. Todo el mundo aquí está enfermo y tosiendo.” “Cuando llueve sobre nosotros, estamos empapados,” añade su vecina, Salwa Abu Nimer, llorando. “La fuerte lluvia nos inunda, y no tenemos una cubierta impermeable. El agua se filtra en la carpa, usamos la ropa mojada.” “Sin harina, sin comida, sin bebida, sin refugio”, continuó. “¿Qué vida es esta que estoy viviendo? Voy hasta el fin del mundo solo para alimentar a mis hijos”.