Los republicanos tienen al menos una mayoría en el Senado de 52 escaños y buscan ampliarla a 54, ya que los candidatos del GOP lideran los recuentos de votos en Pensilvania y Nevada. Un cojín así fortalecerá la mano del presidente electo Trump a medida que complete un Gabinete y otros cargos ejecutivos y judiciales.
Una mayoría más estrecha en el Senado del GOP habría otorgado mucho poder a los moderados republicanos que no apoyaban a Trump, a saber, los senadores Lisa Murkowski (Alaska) y Susan Collins (Maine), pero con 52-54 escaños bajo control del GOP, Trump podrá evitar en gran medida a esos centristas para lograr que su agenda sea aprobada en el Congreso.
Una gran pregunta, sin embargo, es si los republicanos mantendrán el control de la Cámara. Una Cámara controlada por los demócratas sería un gran obstáculo para la agenda legislativa de Trump, pero los resultados preliminares son prometedores para los republicanos de la Cámara.
Los aliados de Trump en el Capitolio ya están discutiendo confirmaciones rápidas de candidatos controvertidos para servir en el nuevo Gabinete de Trump, como Richard Grenell, ex director interino de inteligencia nacional, para dirigir el Departamento de Estado, y Robert F. Kennedy Jr. para ocupar un cargo senior en el Departamento de Salud y Servicios Humanos.
Kennedy revolvió el asunto de nuevo el miércoles cuando dijo a MSNBC en una entrevista que “departamentos enteros, como el departamento de nutrición de la FDA … tienen que desaparecer”.
Los demócratas del Senado reconocieron el miércoles que no tendrán mucha influencia para detener a los nominados más polarizadores de Trump para los poderes ejecutivo o judicial el próximo año, dadas las expectativas sobre el tamaño de la mayoría entrante del GOP.
“Realmente nos preocupa”, dijo el senador George Helmy (D-N.J.) sobre la capacidad en gran medida no controlada de Trump para hacer nombramientos el próximo año.