“Parece que hubo una tormenta muy fuerte que vino de arriba muy repentinamente… y el agua subió un metro o metro y medio en pocos minutos,” dijo el alcalde del pueblo de Riba-roja de Túria.
En otras partes de la región, comenzaron a surgir noticias de personas desaparecidas después de ser arrastradas por las inundaciones.
Sin embargo, la proteccion civil no envió una advertencia a los residentes de la región de Valencia para avisarles que no viajaran por las carreteras hasta más de dos horas después, después de las 20:00.
Muchos han cuestionado el momento de esa advertencia, que llegó más de 12 horas después de que la agencia meteorológica española hubiera emitido su primera alerta roja.
Algunos dicen que llegó demasiado tarde para que la gente pudiera refugiarse en los pisos superiores o salir de las carreteras, que estaban llenas de personas que regresaban a casa después del trabajo.
Paco iba conduciendo de Valencia a la cercana Picassent cuando fue sorprendido por las inundaciones repentinas que se tragaron las carreteras.
Le dijo al periódico El Mundo “la velocidad del agua era una locura” mientras arrastraba los coches: “La presión era tremenda. Logré salir del coche y el agua me empujó contra una valla a la que logré agarrarme, pero no podía moverme.”
“No me lo permitía. Me arrancó la ropa,” dijó.
Patricia Rodríguez, de Sedaví, también fue atrapada por la inundación cuando regresaba a casa del trabajo.
Dijo a los medios locales que el agua empezó a subir mientras estaba en una fila de tráfico cerca de Paiporta y los coches empezaron a flotar.
“Teníamos miedo de que el río se desbordara porque estábamos justo en la línea de fuego,” dijo. Logró escapar a pie con la ayuda de otro conductor y vio, aterrorizada, como un joven cercano llevaba un bebé recién nacido a un lugar seguro.
“Fue de suerte que nadie resbalara, porque si lo hubiéramos hecho, la corriente nos habría arrastrado,” dijo.
Las publicaciones en redes sociales ayudan a pintar un cuadro del caos que envolvió la región al caer la noche.
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