En medio de un bombardeo mortal en Gaza, una familia dio a luz a cuatrillizos.
Iman al-Masri, desplazada de la ciudad de Beit Hanoun, dio a luz a cuatro bebés el 18 de diciembre. Uno de ellos lleva el nombre de su abuelo desaparecido. Otro aún es demasiado débil para abandonar el hospital.
Pero al-Masri, madre de siete hijos, está haciendo todo lo posible para mantener a su familia a salvo, refugiándose con ellos en un edificio escolar. Su esposo, Ammar, ha renunciado a su comida para que otros miembros de su familia puedan comer.
“Los bombardeos ocurren muy a menudo”, dice al-Masri. “Mi esposo Ammar se despierta para cubrir a los recién nacidos, porque teníamos miedo de que los cristales rotos cayeran sobre ellos”.
La guerra está cobrando un peaje especialmente alto en las familias, e Israel asegura que no tiene planes de detener el bombardeo hasta que Hamas sea destruido. Acusa a Hamas de usar a civiles, como los al-Masri, como escudos humanos.
Más de 80 días de bombardeos han convertido barrios enteros en escombros y han matado a más de 21,000 personas, según el Ministerio de Salud dirigido por Hamas. Los trabajadores humanitarios dicen que los hospitales han sido diezmados y las instalaciones están abrumadas.
“No hay forma de mantenerse al tanto de la escala de lesiones y traumas y sufrimiento que llegan por estas puertas”, dijo Sean Casey, coordinador de un equipo médico de emergencia de la Organización Mundial de la Salud, después de recorrer algunas de las maltratadas instalaciones de atención médica de Gaza.
En un momento desgarrador, dos niñas siguieron a su madre herida a un hospital, solo para enterarse pronto de que no había sobrevivido.
El ejército israelí está expandiendo su ofensiva en el centro de Gaza, apuntando al liderazgo de Hamas, lo que ocasiona otra masiva oleada de personas, muchas ya desplazadas, que buscan cualquier lugar donde encontrar seguridad.
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