Poco después de habernos conocido, el hombre dijo que si Australia estaba buscando espías chinos, él era el tipo de persona que estarían investigando, pero las autoridades nunca se atreverían a decir que él era inteligencia china.
Dada la ferviente hostilidad hacia China en Australia, reconoció que podía parecer sospechoso. Entonces, ¿por qué no se metía en problemas con las autoridades? Creía que sería vergonzoso para Australia acusarlo de espionaje porque había sido un miembro activo de un importante partido político.
Su confianza era absoluta y completamente errónea. Menos de dos años después, en 2020, se convirtió en la primera persona acusada bajo las amplias leyes de interferencia extranjera de Australia. Fue acusado de actuar en nombre de Beijing.
¿Quién era el sospechoso?
Di Sanh “Sunny” Duong, de 68 años, nació y creció en Vietnam. Él fue uno de los cientos de miles de chinos étnicos que huyeron de ese país en la década de 1970. Se estableció en Australia, creó un negocio de fabricación de lápidas, aseguró una vida de clase media y se enredó en grupos de la comunidad china local.
Lo entrevisté por primera vez en 2019 y rápidamente me di cuenta de que el Sr. Duong era propenso a jactarse, sobre sus viajes, sobre su familia y sobre su estatus en la sociedad, tanto que era difícil tomarlo en serio.
¿Qué hizo él?
El caso contra el Sr. Duong no se trataba de lo que hizo, sino de lo que estaba planeando hacer. Según los fiscales, el Sr. Duong tenía lazos con el Partido Comunista Chino. Invitó a un ministro del gobierno a un evento benéfico, añadieron, con la intención de intentar influenciarlo en nombre de Beijing en el futuro.
Durante el juicio, al jurado se le presentaron dos versiones de Mr. Duong: ¿Era un hábil operador que impulsaba la agenda de China en Australia, como sostenía la acusación, o era, como afirmaba la defensa, un fanfarrón bombástico?
¿Cuál fue el veredicto?
El Sr. Duong no declaró en el juicio. Pero mientras se desarrollaba el juicio, se reunió conmigo, en un bar a un paso del tribunal, para compartir su historia.
Ofreció razones extravagantes y enrevesadas para las acciones en las que los fiscales basaron su caso. Un episodio desconcertante involucró cómo el Sr. Duong pensó que estaba interactuando con un oficial de inteligencia chino pero luego concluyó, gracias a un programa de televisión, que el funcionario no era un espía. Una cosa estaba clara: el Sr. Duong seguía insistiendo en que nunca hizo nada en contra de los intereses australianos.
El jurado no estuvo de acuerdo. En diciembre, fue declarado culpable de preparar o planificar un acto de interferencia extranjera. A finales del mes pasado, un juez lo condenó a dos años y nueve meses de prisión. Se espera que el Sr. Duong cumpla un año tras las rejas.