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Shannon-Ogbnai Abeda hizo historia en 2018 como el primer eritreo en competir en esquí alpino en los Juegos Olímpicos de Invierno. Ahora, el joven de 28 años regresa al escenario más grande del mundo, pero esta vez, su viaje lleva un significado aún más profundo.
Criado en Fort McMurray, Alta., Abeda se destacó desde temprana edad, no solo por su talento sino como uno de los pocos esquiadores eritreos en un deporte donde la diversidad es rara. Después de mudarse a Calgary en 2003, se dedicó a romper barreras, representando a Eritrea tanto en los Juegos Olímpicos de 2018 como en los de 2022.
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“Solo espero que haya un niño eritreo por ahí que vea lo que he hecho y piense, ‘Hey, si Shannon lo hizo, yo también puedo hacerlo’”, dijo Abeda.
Después de los Juegos Olímpicos de Beijing, consideró alejarse del deporte. Pero una devastadora pérdida personal lo cambió todo.
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“Durante el verano, perdí a un buen amigo mío, tristemente falleció”, compartió Abeda. “Su vida se truncó, y eso me hizo pensar, ¿estoy realmente viviendo mi sueño?”
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En vez de retirarse, encontró un propósito renovado. Con el apoyo de sus entrenadores, se esforzó más que nunca, asegurando su lugar para los Juegos Olímpicos de Invierno de 2026 en Milán.
“Solo quiero salir y esquiar la mejor carrera de mi vida. Y cuando todo haya terminado, quiero irme sabiendo que di lo mejor de mí”, dijo.
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