A pesar de su lealtad al sueño de dos estados, la administración de Biden adoptó en gran medida el plan de Trump. Había estado tratando de negociar un acuerdo que normalizara las relaciones entre Israel y Arabia Saudita, un premio aún mayor para Israel que los Emiratos del Golfo, dada la posición de Arabia Saudita como vanguardia del mundo árabe.
Esas conversaciones se han suspendido debido a la guerra entre Israel y Hamas. Pero si Israel lograra revivirlas, eso podría volver a poner la solución de dos estados sobre la mesa. Los sauditas han dicho al secretario de Estado, Antony J. Blinken, que quieren que los pasos hacia un estado palestino formen parte de cualquier acuerdo de normalización con Israel.
Es probable que los países árabes también presionen para abordar la cuestión palestina como condición para desempeñar un papel en la estabilización y reconstrucción de la Franja de Gaza después de la guerra. La perspectiva de un estado palestino podría tranquilizar a Egipto y Jordania, que están alarmados por la posibilidad de millones de refugiados de Gaza.
“Parte de esto es darles el enfoque, el empaquetado, que necesitan para participar en una solución para Gaza”, dijo Ghaith Al-Omari, investigador principal del Instituto Washington de Política para el Cercano Oriente. “Esa es una de las razones por las que creo que el presidente habló al respecto, incluso si parecía irrelevante”.
Las posibilidades de progreso con los actuales líderes israelíes y palestinos son inexistentes, según el Sr. Omari. La coalición gobernante de Netanyahu incluye socios ultranacionalistas que desean anexionar Cisjordania, territorio que Israel ha ocupado desde 1967 y que ellos se refieren con los nombres bíblicos de Judea y Samaria.
Como mínimo, su gobierno estaba comprometido a expandir rápidamente el número de asentamientos judíos en Cisjordania. Desde los ataques de Hamas, los ataques de colonos israelíes y tropas israelíes contra los palestinos se han intensificado.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, de 87 años, ha perdido legitimidad ante su público, según los analistas, especialmente después de cancelar las elecciones en 2021. Los críticos afirman que Netanyahu contribuyó a debilitar la Autoridad Palestina al seguir una estrategia de divide y vencer que fortaleció a Hamas.